17 diciembre 2008

Condones II


No hace ni un mes me dio por sacar a colación el tema de anuncios de condones y resulta que van los de Sanidad y sacan esto.
_¿No sabes que está feo eso de autocitarse?
Es que la ocasión lo merece. Esta es una de esas campañas cuya intención es buena, pero que la ejecución deja mucho que desear.
Recuerdo el momento en que salió a concurso, hace cosa de seis meses. Entonces estaba en RNL y rechazamos presentarnos porque no teníamos idea de cómo enfocar adecuadamente el tema. Los chicos de BAP & Conde debieron imaginar que ellos sí que sabrían hacerlo, y Bernat estuvo de acuerdo (en realidad él no, a los medios les encanta creer que el Ministro es omnipresente y omnisciente, pero para eso tienen sus gabinetes de comunicación).

La cosa va así: para promover el uso de preservativos en las relaciones entre menores y no tan menores (un público difícil de antemano) hay que realizar una campaña lo bastante agresiva como para poder llamar la atención y concienciar acerca de lo útiles que son los condones.
Ah, pero es que el responsable es papá Estado. Y si hay algo que caracteriza a papuchi es que sólo se suelta la melena cuando se trata de cosas jebis, como no ahorrar casquería en accidentes de tráfico (atención a los dos primeros, inglés y francés respectivamente), pero no cuando, por ejemplo, se toca el tema de las drogas o el sexo.
_Eh, los anuncios de la FAD molan.
Pero la FAD no es el Gobierno. Éstos ya tienen sus campañas del Plan Nacional Sobre Drogas, que también abusa del tono paternalista, ese que no convence a nadie y sólo sirve para justificar que se hace algo. Como este caso.

La idea es bienintencionada, claro. Crear una sintonía pegadiza rollo "ponte el cinturón, protege tu vida" -que yo nunca oí en directo, pero como buen efecto llamada, terminó por llegarme y hasta aprendérmela- pero del rollo "póntelo, pónselo" de aquellos maravilosos años (sí, la campaña es de la mísma época que la serie en la que salía el clon de Marilyn Manson) que tampoco sirvió para nada. No es cuestión de discutir eso, pero la forma utilizada es de risas.
¿Un rap sin flow alguno y forzado al máximo? Claro, así seguro que llegas a la gente joven, piensan los treintañeros. Viva y bravo. Ser treintañero ya no es ser joven. Ahora a estos chiquillos les gustan otras cosas y ya no se fijan en lo que hacen "los mayores", ni buscan sus códigos a imitar. Sí, la tele está plagadita de gilipollas que se creen eso.
"Yo no corono rollos con bombo". La leche, qué frase. ¿Quién usa hoy "coronar" como símil de "terminar", si ni siquiera se usa "culminar"? ¿Qué coño tiene que ver un rollo con un bombo? ¿Esa gente no sabe que también hay Píldoras Del Día Después (PDDD) que te ahorran el mal trago?
_Pero es que no se pueden usar con alegría y, joé, que para eso están las gomitas.
Precisamente. El tema del bombo -palabro que ya usaban en Grease, ambientada en los locos (!)50, ¿cuántos años tiene el copy?- es el que menos debería preocupar al personal.
Ah, pero es que el asunto está en darle frescura al tema. En plan:
_¡Oh, qué original! Sólo usan palabras que tengan la letra o. ¡Vamos a hacerles caso! ¡Bajémonos el politono al móvil!
Ya lo veo venir. Chico conoce chica, se quedan solos en casa, empiezan a comerse y, en la mejor parte, ella te suelta:
_Tronco, yo no corono rollos con bombo.
"Como poco, no lo cojo, coño" sería la respuesta más lógica.

Si lo que quieres es convencer a chicas de 16 a 20 años a que follen con goma, cuéntales lo que les pasa cuando se quedan preñadas. Explícalas que no siempre tienen al lado a un novio comprensivo y comprometido que se encargará de todo ni unos padres dispuestos a ayudar en lo que haga falta. Diles que a menos que quieran un hijo con problemas no podrán fumar ni beber nada raro durante 9 meses (y esa es otra, intenta explicar a alguien de esa edad que 9 meses no son nada) y que lo de salir hasta las tantas es historia a una edad en la que la mayoría empieza a descubrir esa vida y les encanta. Cuéntales que la historia de Juno (mi perra no, la película) es preciosa para verla en otros, pero chunga cuando te pasa a ti. Coméntalas que en el mejor de los casos su vida social estará muy recortada porque hay un bebé que cuidar y mantener. Descríbeles la historia de una madre soltera, a ver si les parece cojonuda.

Recuérdalas que un hijo no es un juego del que te puedes cansar pasado el rato. Que es una responsabilidad -palabra tabú a esa edad, joder, ¡machaca esa parte!- acojonante en un momento de la vida en la que lo único que se te puede exigir es que te lo pases teta.

Pero claro, hay que ser políticamente correctos. Muy "metidos en el rollo" y que parezca que "estamos en la misma onda, coleguis, que sabemos lo que significa la palabra tronco, al loro". Así que ponemos un rap ñoño (eh, también es una palabra sólo con oes), nos damos palmaditas en la espalda y ya pensamos que el mensaje calará de puta madre.
Pobriños.

09 diciembre 2008

Emociones

No soy un tipo sabio por decir que las emociones son complejas. Tampoco estoy descubriéndole la pólvora a nadie si digo que cada persona es un universo diferente en cuanto a ellas. A partir de ciertas edades y ya con una parte del camino recorrido, existen obviedades por las cuales no siempre hace falta pasar, por mucho que nos empeñemos en olvidar dónde estamos y qué somos, especialmente en los momentos en que más necesitamos localizarnos.

Sin embargo, es precisamente lo más evidente lo que más cuesta ver. Sobre todo cuando buscas. Porque no hay nada en el mundo que pudiera impedirte esa búsqueda de lo que echas en falta, ni siquiera cuando te obligas a ti mismo a mirar para otro lado y jurar que no, que no lo necesitas, que puedes pasar sin ello.
No hay un tema central que determine ese algo que encontrar, pero cuando has pasado tus ojos por estas líneas sabías de qué estoy hablando. Quizá sea un secreto a voces que no puedes ocultar, quizá sólo tú sepas ponerle imágenes a estas palabras y fabricar un sueño hecho a tu medida que le da sentido a eso de que la esperanza es lo último que se pierde. O tal vez no.

Heme aquí un día en el que debería estar en otro lugar haciendo otro tipo de cosas, tras haber pasado el puente encamado -a solas con mi corte de digestión- y dándole gracias a los hados por haberme traído a Juno, que es buena compañía cuando la fiebre causa estragos.
Y en un día como el de hoy trascienden muchas cosas en el filtro incuestionable del relativismo, quedando tan sólo lo que realmente pesa en una balanza al final de la existencia.
Por ejemplo, las emociones. Aquellas que han ido marcando el camino de tu vida, dejando un poso imborrable en lo que tú representas, eres y serás.
Decimos que los incapaces de sentir son enfermos. Psicópatas, misántropos... eso debería darnos una pista sobre la importancia que como especie le otorgamos a algo que, por el momento, sólo nosotros disfrutamos pero que, quizá por ese motivo, no siempre sabemos comprender.

Escucho a Deadmau5 y siento cómo mi alma se dispara, quiere escapar por la punta de mis dedos en todas direcciones, cómo mi respiración se acelera embrutecida y mi cuerpo suplica movimiento, abriendo los brazos y alzando la cabeza con los ojos cerrados para dejar que el sonido entre en mí y me devore por completo mientras un escalofrío recorre mi espalda y se extiende por todas partes. Gran tema, Clockwork.
Gran parte de mi emoción está en la música. Quizá por eso me gusta todo lo que es capaz de sacar algo de lo más hondo, sea jazz, sea house o sea thrash metal. Aunque cuando realmente sufro verdaderas catarsis es a la hora de escuchar una banda sonora que sabe acompañar una escena. Ahí es cuando realmente lo doy todo.
Ese tipo de canciones pensadas para acompañar imágenes, que transmiten un caudal de sensaciones que recorren tu espalda en una prolongada descarga de felicidad, placer, alegría, entusiamo, euforia, que te impulsa a llorar, a reír, a correr en pos de la muerte a lomos de un caballo sin riendas hasta las puertas del infierno... o simplemente a sentir aquello que no nos es dado a experimentar en el día a día: piedad, compasión, ternura, empatía.
Muchos lloran en escenas cargadas de sentimentalismo. Es un detalle importante, puesto que llorar es el gesto último de la emoción humana, sea de alegría, sea de impresión, sea de miedo o de dolor.

Tengo para mí, un ser frívolo que irá a pasar la eternidad en el Hades -sarna con gusto no pica-, que hablar de algo tan irracional y aleatorio intentando un mínimo de cabalidad es tarea difícil. Pese a serlo, nadie permanece indiferente, nadie con auténticos problemas se siente incapaz de traducir mis palabras en recuerdos, en momentos vividos con esa intensidad que añoramos otras veces. Cada uno sabrá buscar aquél instante que da sentido a lo que digo. Porque no hay nada en este mundo tan individual y tan íntimo como las emociones.
Nadie puede exigir a otro que sienta lo que no siente. Se trata de una premisa incuestionable que no siempre sabemos aceptar, especialmente cuando pintan bastos o el desengaño asoma por la puerta de atrás. Quizá por eso tienen su propia magia, por no estar al caprichoso arbitrio de cualquiera.

Un golpe de bombo. Un sonido grave y profundo que retumba en las paredes de los oídos y remueve algo en las entrañas. Un toque de atención preciso que basta para desatarlo todo.
Emociones.

07 diciembre 2008

Constitución

Que no haya aprovechado el puente para largarme con viento fresco del fresco para pasar aún más frío en la montaña no me vino por un ataque de vagancia repentina. Tampoco por un quítame allá ese dinero que no tengo. La única responsable es otra racha de dolores musculares, fiebre alta y cama constante. La segunda en un mes, vamos bien.

El concepto del que me apetece hablar hoy no es mi mala suerte, ni de lo cabrón que es Murphy cuando se pone puntilloso. Me apetece hablar de por qué es puente. De cómo dejamos de darle trascendencia -yo el primerísimo- a un librillo que ni dios se lee entero a menos que se juegue un examen, y ni aún así.
No seré yo ahora un furibundo cruzado de la Consti, y eso que no se me daba mal en la carrera. Pero como llegar a los 30 es, para muchos hombres, la edad perfecta a partir de la cual hacer el primer balance de lo logrado y de lo que está por venir... pues tengo intención de hacer lo propio con el dichoso elemento que ayer celebraba su cumpleaños en olor de multitudes.
_Qué coñazo, más política.
Me temo que sí, Mariano.
Y es que el día de ayer trajo cosas jugosas que me parecen comentables.
Para empezar, que lo que hace uno pocos años resultaba "imprescindible" reformar "ahora no es imprescindible". Claro. Es que todos los problemas que había entonces ahora se han arreglado solos. Leonor ahora se llama León y es un machote. Las elecciones en las que cada españolito puede decidir por su alegre juicio qué baranda chupará del bote durante cuatro años, trabajando menos que los Reyes Magos, ahora se dirimen por listas abiertas, por lo que el riesgo de que el elegido sea un inútil -¿más aún?- queda desde este momento en la responsabilidad del que le vota.
También han visto satisfechas sus reivindicaciones aquellos que pensaban que, ya puestos a abrir el melón, se le diera más enjundia al tema y se establecieran las competencias exclusivas del Estado para acabar con los conflictos taifales. Y hasta salen escritas y descritas las 17 naciones del estado plurinacional y plurichiripitiflátuco. Sí, sí, hasta Ceuta y Melilla, que no son naciones pero podrían serlo a poco que se pongan.
_Leche, debo tener una versión desactualizada, en la mía no sale.
Ah, ¿pero tienes una copia de la Consti? Una de dos, o eres de Derecho o uno de esos pánfilos que corrió a comprarla cuando estrenó edición, allá en el 78. Lo bueno es que, desde entonces, no ha cambiado ni una coma.
Pero es que el Gobierno tiene una edición mágica que pone lo que le apetece poner. En serio. Sólo tienen que cerrar los ojos con fuerza, pensar mucho en lo que realmente pone y listo. Ya no hace falta cambiar nada.
Pero lo mejor del día fue lo de Tardá, sin duda.
_Ya [Tardá]bas en sacar el látigo anticatalán, bribón.
No, no. Borbón. La clave de su penúltima cagadita (jo, cuánto le echábamos de menos por aquí) está en el nombrecito que firma -sanciona, si nos ponemos técnicos- las leyes.
_¡Viva la República! ¡Muera el Borbón!
En alegre compañía de las JERC, que cada año son más originales, no se le ocurrió otra cosa que gritar tal algarada. Es probable que se sintiera imbuido del espíritu de ilustres antecesores como Companys, Macià o Prat de la Riba y claro, sintiera una atávica necesidad de expresarlo a voz en grito.
Visca Macià! ¡Mori Cambó!
Por ahí van los tiros, por ahí. Pero literales, que es lo que tiene gracia. Y es que son así de demócratas, algunos.
_Ja, y la monarquía también es muy demócrata, ¿verdad?
Touché, lo admito. Pero sigo prefiriendo al Bo[r]bón antes que a Tardá de Jefe de Estado, mis disculpas. Esto viene a ser como lo de Pedro Castro del otro día, pero con más gancho proto-iluminista.
Lo mejor de todo, las excusas presentadas. Porque sí, hubo amago de disculpas, claro. Que queda muy bonito de cara a la galería dártelas de macho guerrero y lideresco, pero en cuanto oyen venir las primeras hostias ya están con la lágrima fácil y las orejas gachas. Anticatalanes que son algunos.
_Que es que se refería a una frase histórica de la Guerra de Sucesión, que "el Borbón" es en realidad Felipe V, que además ya está muerto, hosti tú.
Ya, como si no lo estuvieran resucitando a cada nada.
Pero olé tus huevos, Ignasi Llorente. Olé por intentar hacer pasar a los catalanes como el primer pueblo de la historia del mundo moderno que hizo la revolución republicana, antes incluso que los gabachos de 1789 o los yankees de 1776. ¡Ya en 1714 había republicanos antimonárquicos y antitaurinos y de paso antiespañoles!
Que alguno se lo tragará y se hará pajas pensando en ello no me cabe ninguna duda, ya se podía contar con ello. Lamentable, pero inevitable.
Pero que, además, se olvide mencionar que la contraparte del Borbón en aquella guerrita era un Austria -no un Puig, no un Cardona, no; un Austria como una copa de bourbon- que pensaba usar el mismo título de rey... ah, yo diría que eso ya son ganas de pasarse de cinismo. Pero vale, aceptemos "yo nunca he deseado la muerte de ninguna persona" como animal de compañía. Si, total, mañana ya se habrá olvidado y todos tan amigos.
Yo, mientras, a sudar la fiebre.
Porque, si hay algo que me evoque el aniversario de la Constitución Española, es precisamente eso: me la suda.

01 diciembre 2008

Casualidades

Dicen que Napoleón dijo una vez que "lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes". Aleccionadora donde las haya. Un directo a la zona más sensible del ego de cualquiera que en un momento dado no tenga la misma fe en sí mismo que otros tiempos.
Me he jactado siempre -¿siempre?- de no creer en el destino, de desdeñarlo con rabia y orgullo porque significa que no me resigno a encaminar mis pasos por un camino que otro construyó para mí.
A veces, sin embargo, cuesta no creer en ello. Especialmente cuando te levantas un lunes por la mañana anodino y, al tomarte el primer café del día, en el sobre de azúcar tienes impresa esa cita del pitufo corso.
_Reconozco que iba al pelo. Pero no es más que una afortunada casualidad.
Encontrarte dinero tirado en el suelo es una afortunada casualidad. Tener sitio para aparcar en la puerta del sitio al que quieres ir es una afortunada casualidad, además de una flor en el culo.
Que, entre cientos de frases hechas y colocadas al azar en un lugar que jamás miras -los que bebemos café sin azúcar no, al menos- te encuentres precisamente con la que darle a tu cabeza el empujón que necesitaba para darle un giro inesperado a la trama de tu vida... no sabría si definirlo de ese modo.
_¿Por qué darle tanta importancia al tema? Tú, como supuesto publicista, ya deberías saber aquello de aprovechar espacios vacíos, el CRM y lo de la responsabilidad social corporativa o RSC.
Cierto, pero aún teniendo en cuenta todo eso... ¿por qué no me tocó una de Groucho Marx? ¿Por qué precisamente una frase como esa, en una época en la que la palabra "imposible" parecía no querer salir de mi cabeza? ¿Por qué tiene todos los visos de ser algo más que eso?
Manteniendo la postura de que el destino no es sino el recurso de los débiles para dejarse llevar por la abulia, quizá habría que conceder la posibilidad de que haya una suerte de azar que sabe estar en el sitio apropiado en el momento oportuno.
Ese que hace que el día que menos te apetece salir a la calle te cruzas con alguien interesante en el sitio que menos te esperabas. Ese que te advierte que el trabajo de tu vida, y con él todos tus sueños de libertad e independencia, no está donde crees que debe estar ni en manos de quien pensabas que estaban, así como que tampoco hay nada en este mundo que pueda parar a alguien que no sólo desee con todas sus fuerzas, sino que esté dispuesto a ir por ello.
O el que un sobre de azúcar te recuerde que ni eres tímido ni cobarde.

27 noviembre 2008

Jes Extender

Una de las cosas buenas de estar en un impasse laboral como el que tengo ahora mismo -aparte de tener el día entero para hacer lo que me plazca- es que he descubierto que la tele de madrugada no consiste sólo en concursos chorras de televisión y anuncios eróticos y de alargamientos.

Anuncios que, por cierto, tienen su miga.



Como este. El mítico Jes Extender. Un clásico de la programación de madrugada. Un compendio de todo lo que no hay que hacer en publicidad.
No pretendo entrar en la cuestión de si realmente funciona o no, aunque me recuerda a aquél libro que vi circular por mi facultad, "Cómo crecer hasta los treinta".
Sí, ya, claro. Ahora soy Pau Gasol.

Lo curioso del caso es cómo intentan vendernos la moto, a través de testimonios, acerca de lo que importa el tamaño.
Tengo para mí que la gente hoy en día es inteligente. Incluso aquellos que realmente tienen un problema de tamaño, puesto que hasta el momento no se ha demostrado que la inteligencia esté en consonancia con tener una polla a lo Peter Holmes.
Así, si pretendes hacernos creer que lo que estás vendiendo salvará la autoestima de los micro-penianos, al menos intenta que parezca creíble.
O, por lo menos, paga a gente que sepa dominar su lenguaje corporal.

El primer testimonio, un tipo de mi quinta en un gimnasio de instituto (?) dice "quiero estar mejor, quiero Jes Extender". Podría empezar dejando el chándal en casa. O dejar de retorcerse los dedos de nerviosismo.

La segunda protagonista, una chica sola en un coche (??) dice "(...) a mí me gustan grandes". Qué curioso que cuando dice precisamente la frase relevante de toda la parrafada evasiva ("no sé qué pensarán los demás", como si fuera algo malo que cuesta confesar) está cerrando los ojos. No es que mienta, es que no se cree lo que está diciendo.

El mejor de todos es el tercer bloque de testimonios, una pareja geronto (!) que ni siquiera tienen el cuidado de esconder el guión fuera del plano. Cuando ella dice "es bueno para los dos, ¿y por qué no?" le está mirando a él, incómoda. Como la anterior, no se cree lo que está diciendo. Quizá ni siquiera se la haya visto al pobre viejo.

¿Y así pretenden que nos creamos que tenemos que llamar rápidamente a pillarnos un aparatejo de esos y pasarnos los próximos meses con él a cuestas?

Ojito al intento de hacer pasar el invento como un símil de medicamento. "No es un medicamento" pero usamos sus características para llamar a la confusión. Lo de menos es lo que pone y lo que dice, el cerebro ya asocia la pantalla azul y las tres advertencias como "farmacéutico". Pero aún así tiene miga:
1. Te sentirás mejor, más seguro y tranquilo. ¿Tranquilo? ¿Una polla de 20 centímetros incluye una glándula ansiolítica? Vale que dicen que es el verdadero cerebro del hombre, pero tampoco lo veo yo liberando endorfinas. Aunque, bueno, en ciertos momentos...
2. Aumentarás el deseo de tu pareja. Pues ya me jodería que el deseo de mi pareja dependiera del tamaño. Y yo que pensaba que las mujeres se excitaban con la mente, no con la vista...
_Hola, soy una chica a la que le gustan los pollones.
Que sí, que las hay. Pero es abundar en el estereotipo de "un pollón es lo que tiene Nacho Vidal y lo demás son tonterías".
3. Tus relaciones sexuales serán más satisfactorias. Toma del frasco. A tomar por culo las teorías de los centros nerviosos y la sensibilidad. Con un buen cipote tendrás orgasmos cósmicos.

En la versión extendida, que es la que tengo aquí colgada, no hay reparos en utilizar la filosofía actual del hombre moderno para intentar colar con calzador el producto.
Y llegan a la pregunta del millón. "¿El tamaño importa?"
Que lo diga el tipo del chándal se las trae. Claro, es que si lo dice un tío en un gimnasio de instituto será verdad.
Que la tipa del coche lo diga deshuevada de risa, todavía más. Claro, como sólo le vemos un brazo y no sabemos qué hace con el otro...
Pero luego está el gordopilo barbudo, el auténtico crack y el único actor con algo de talento. Atención a cómo se zambulle en el personaje y cómo lo interioriza, cómo balbucea y mira al infinito con aire perdido. Impagable, ¿será verdad que es un afectado? ¿Tendrá él un Jes Extender insertado?
Lo mejor, la parejita geronto que intenta echar balones fuera acusando al otro muertos de la risa (olé por la credibilidad) y mirando a cámara esperando el "corten".

Justo después, tras intentar hacernos creer que el producto está basado en sesudos estudios y pruebas (que no especifican, por supuesto, no vaya a ser que alguien quiera comprobarlo), nos dicen que no sólo te la hace más larga, sino también, "y esto es muy importante", más gorda. Acabarámos. Pues mira que presto atención al invento y no veo cómo lo hace. ¿Acompañará un complejo vitamínico? ¿Unas mini-pesas?
En la tabla que viene debajo, a modo de explicación, no dicen nada del aumento de grosor. Imagino que confiarán en que el agradecido cliente lo note por sí solo.

Y entonces llega "Vampirella", la "sexóloga, periodista y realizadora" (???) experta, que nos suelta una parrafada de lo más lógica cuando hablamos de tipos con una cosita que para encontrarla haría falta una lupa, es decir, gente que realmente tiene un problema. Pero aún así, el discurso es errático, lleno de pausas forzadas -"mierda, ¿qué tenía que decir ahora? ¡Apuntador!"- y con fugaces miradas a la izquierda (la mejor cuando dice precisamente "sus relaciones son más satisfactorias", ¿quizá recordaba su último polvete?).
Del lenguaje corporal se dice que mirar hacia la izquierda denota rememorar o recrear situaciones del pasado. Mirar hacia la derecha, sustituir (reconstruir) la verdadera historia por otra que no es. Tal y como hace la chica del coche cuando habla de cómo es ahora su novio tras usar el mítico alargador, exactamente con estas frases: "a ver si me explico" (derecha, miente, está recitando un guión), "no es que antes fuera un desastre" (izquierda, imagina, pobre novio), "aparte de su pene" (derecha, miente, además es feo) "ahora es sensiblemente más grande" (cierra los ojos, mejor ni verlo), "ahora domina más la situación" (izquierda, imagina, nos metemos en camisa de once varas), "le apetece más y lo hacemos más a menudo" (derecha, miente, y comprensiblemente además).

El último detalle del anuncio también llama la atención. Los chinos, salvo Yao Ming, son gente de talla baja. Como muchos querían ser más altos y ajustarse a los cánones de belleza masculina (y femenina) occidental, perfeccionaron una técnica para crecer a cualquier edad: romper todos los huesos de las piernas, separarlos uno o dos milímetro y aprovechar que los huesos tienden a unirse "creando más hueso" para, con un regulador, separarlos hasta alcanzar una talla deseable. Os podéis imaginar lo doloroso que es, y todo para crecer, como mucho, 10 centímetros y todo de pierna.
Jes Extender se basa en el mismo principio, pero sin romper nada (aparentemente). Para ganar un par de centímetros necesitas ir con el bicho a cuestas cinco meses. ¡Cinco meses sin dejar de usarlo por algo que ni se nota! Por no hablar de lo difícil que debe ser cuando te levantas en plan "tienda de campaña", ¿desvirtuaría el proceso? ¿Tienes que pasarte cinco meses a viagras?
¿Y el grosor? ¿Cómo hace un alargador para engordarla? Habría que consultarlo con Iker Jiménez, supongo.
Viva y bravo por Jes Extender, amigos. Sea lo que sea lo que signifie ese "Jes".
Yo, por si acaso, ya tengo dos.

26 noviembre 2008

Inspiración

Una mueca torcida es la única expresión que emana de una cara concentrada en el vacío. Un amago de sonrisa ante pensamientos que van y vienen, fugaces, etéreos, evanescentes.
No cierra los ojos, pero tampoco sabría decir qué es lo que está mirando. Tan sólo deja que sus dedos corran libres escogiendo las letras apropiadas, formando palabras y frases que, en ocasiones, tienen demasiado sentido. Pero no lo sabrá hasta que no haya terminado y tenga ocasión de releerse.

Las ideas nacen en un lugar insondable de la mente. No se conoce el lugar exacto del que proceden, aunque algunos creen tener el método para poder llegar a ellas siguiendo ciertos rituales. Se pueden utilizar mecanismos que provoquen una idea, pero cuando ésta llega de forma espontánea se produce una pequeña catarsis que trasciende todo lo demás.
Al abrirse paso y expandirse en toda su plenitud, dejas de tener hambre, sed, sueño o estrés. Dejas de estar cachondo, de preocuparte, a veces hasta de respirar.
Tirar del hilo, desarrollarla, comprenderla y abarcarla, sonreír ahora plenamente al llegar a una conclusión que te satisface.

¿De dónde proviene todo esto? ¿Qué puede ser aquello que lo provoca?
A veces es un sonido. Una melodía que crea imágenes en tu cabeza. Una armonía que te transforma, te conmueve, te transporta a otro lugar digno de ser descrito.
A veces es una imagen. Un fotograma que rescata a otro exacto, olvidado entre toneladas de recuerdos y que aviva emociones añejas, momentos con un sabor especial que rememoras y recreas dándole una nueva forma, una perspectiva diferente que quizá le cambie todo el sentido.
A veces es una palabra. Letras que se transforman en un significado que a su vez promueven una reacción que desemboca en una idea que merece la pena ser transmitida.
Inspiración, muchacho. Tus cinco sentidos volcados en sentir esa idea, retenerla en la mente el tiempo justo para describir cómo es, a qué sabe, qué aspecto tiene. Ponerle un nombre, una forma, una esencia. Una persona.

Porque a veces es una persona la causa de que estés sentado frente a una mesa, escribiendo lo primero que te viene a la cabeza. Una persona capaz de mover algo dentro de ti, una persona que consigue que busques sacar lo mejor de tu repertorio, exprimirte y vaciarte, expresarte y mejorarte. Una persona que no necesita enamorarte para convertirse en alguien importante. Una persona que no tiene que excitarte para ser alguien digna de atención. Una musa, en resumen, que sopla en la buena dirección.

Así puedes pintar un sentimiento. Puedes ponerle música a un objeto. Puedes fotografiar un momento. Puedes hacer todo aquello que sólo el hombre es capaz de hacer.
Inspiración. Enloqueces cuando falta, te enfadas cuando no llega donde necesitas que esté, te bloqueas cuando sientes que existe un abismo entre lo que estás buscando crear y lo que tienes ante ti: la nada más absoluta. Un folio en blanco. Un lienzo intacto. Una partitura vacía.

Qué sería del mundo sin inspiración. Prefiero no saberlo.

23 noviembre 2008

Pecados Nacionales V

No deja de sorprenderme la ingenuidad de tantos hombres y mujeres en edad ya talludita en ciertos asuntos. Me recuerda a los que con 14 o 15 años siguen creyendo fervientemente en los Reyes Magos por mucho que las evidencias demuestren que es bastante improbable que tres viejos -abuelos de Matusalén, como poco- y gordos puedan visitar a millones de niños en una sola noche. Pero eh, que nadie les quite la ilusión.

Tampoco se la hemos de quitar a los que acaban de descubrir que en las discotecas se sirve garrafón, se consumen drogas y los puertas no siempre son amables y educados.
_¡Y se blanquea dinero!
Sí, eso también es una novedad. Qué escándalo.
Pero ciñámonos a la cronología de los hechos para comprender esta nueva algarabía con la que rellenar informativos y vender más periódicos.
Hace una semana, en un garito tirando a bien -no nos engañemos, los hay mucho más elitistas y de renombre- mataron a golpes a un chico de apenas 19 años. La noticia está en quién le provocó la muerte, que ni es la primera ni será, desgraciadamente, la última.
El autor -los autores- fueron los encargados de seguridad, también conocidos como puertas. No sé a qué idiota se le ocurrió que también los llaman gorilas. Un gorila es un tipo grande y pendenciero, por definición, por lo que cualquier tipo con estas características puede ser considerado un gorila. Si van a utilizar un lenguaje callejero para parecer más campechanos y comprometidos, que al menos lo usen correctamente. Pero volvamos al caso.

La movida empezó porque éste chico empujó sin querer queriendo a una chica dentro del sitio. Algo que ocurre cientos de veces en cientos de noches. Anodino. Habitual. Basta con una disculpa y a otra cosa. Se ve que no debió bastar con eso o que la disculpa brilló por su ausencia. El siguiente movimiento de la chica ofendida -a toro pasado no creo que esté satisfecha consigo misma, precisamente- fue avisar a los puertas, a los que conoce por ser novia de uno que trabaja con ellos pero que no estaba esa noche.
Lo más probable es que, tras el choque accidental, los niños quisieran tomárselo a guasa, sin darle trascendencia. Quizá hasta soltaran algún vacile para ver si la chati les reía la gracia. Suele ocurrir con gente sin complejos y de mentalidad cachonda. La tipa no quería seguirles el juego y corrió a chivarse. Sí, las he conocido de esa calaña. Son de esas que van buscando jarana para que el novio de turno se desfogue con el incauto que picó el anzuelo. Se ve que se excitan así, las pobres. Pero hagamos un ejercicio de buenismo y finjamos que no, que todo se debió a una concatenación de catastróficos malentendidos.
Los puertas sacan a los chicos que, lógicamente, consideran desproporcionado el castigo. Protestan. Son las cinco de la mañana y, a dos leuros la copa, es probable que lleven alguna encima, por lo que no están inhibidos ni intimidados. No es una disculpa, ni una atenuante. Pero se ajusta a la realidad.
He conocido a lo largo de mi canallesca vida a muchos puertas. Los hay que son una verdadera institución en la noche madrileña, tipos a los que conoces por su nombre o su apodo y que te conocen. Hombres grandes que intimidan pero que jamás has visto ponerle la mano encima a nadie, ni siquiera cuando se las ven tiesas. Gente profesional que sabe que un golpe de los suyos vale por dos o tres de cualquiera y se andan con cuidado a la hora de repartir. No es el caso de los mindundis estos del Balcón, que se incluyen en el lote de los pardillos que no saben realmente hacer su trabajo, tipos pasados de rosca que basan su existencia en suponer que todo el mundo les debe respeto y obediencia. Los búlgaros de Élite eran famosos por repartir hostias como panes en el cuarto oscuro, y no eran los únicos.
El caso es que no bastó con sacar a los niños a la calle. Había que darles una lección. Imponer su ley, quizá espoleados por la niñata agraviada con un empujón. Con uno se ensañaron, hasta matarlo. Es muy posible que no pretendieran llegar tan lejos. Es probable que no fueran conscientes de lo mucho que se excedieron. Pero aún más probable es que fueran tan pasados de coca que ni siquiera fueran capaces de percibir la realidad tal y como era. No, si hacemos caso a los rumores de testigos que juran que, nada más terminar con el chaval, se reían y se jactaban de la leccioncita que acababan de darle. Mientras, él agonizaba.
Hijos de puta, ya quisiera veros yo riéndoos ahora.

El mal ya estaba hecho. Inexorable, irreversible. Llega la hora de intentar escurrir el bulto, dejar a un lado la valentía con la que muelen a palos a un chaval más pequeño y débil y escudarse en los ya clásicos "yo no he sido" o "fue un accidente".
_Lo que pasa es que el muerto es un niño pijo.
Que salga a colación la puta lucha de clases en momentos como éste es cuando realmente sale mi vena más misántropa. Joder con la madre del puerta, más le valía haberse quedado calladita.
_Pero es que como es de familia bien se le da más cancha que a todos los demás asesinados por puertas.
Claro. Apenas hubo ruido en el caso Costa Polvoranca. O el del Maremàgnum. Pijísimos ellos, ya te digo.

Pues bien, a tenor de lo ocurrido se sucedió una avalancha de alarmismo impropia de la prensa seria. De repente, salir por Madrid es "un infierno", "una lotería en la que puede pasar cualquier cosa". Hace dos semanas no lo era, pero de repente esto es peor que Bagdad.
Si ya me calienta que intenten manipularme los políticos, no os quiero ni contar cómo me siento cuando a ellos se suman los medios de comunicación.
_Es que hay que dejar bien claro que estamos del lado de la víctima. Y ya de paso, si creamos un poquito de alarma social y alimentamos el morbillo para vender más... oiga, que esto es un negocio y debo ganar dinero.
Debe ser por eso que se llaman "prensa seria". Porque es seria esta avaricia y esta propagación gratuita de alarmismo.
Sin embargo, lo mejor de todo es todo lo que ha ocurrido tras este lamentable suceso.
De repente, así como quien no quiere la cosa, se han dado cuenta de que hay garitos que no cumplen con la normativa, que alojan a más gente -pero mucha más- de la que legalmente deberían. Que los menores campan a sus anchas, especialmente si llevan falda y escote. Que sirven alcohol de baja estofa para no tener que pagar impuestos. Que consienten o como poco aducen ignorancia al hecho de que en su interior se trapichee y se consuman drogas. Que declaran tener menos ingresos de los que realmente tienen para poder escamotear dinero a Hacienda.
_¡Qué horror! - dice el periodista. ¿No sale nunca de fiesta? ¿Jamás ha pisado una discoteca? ¿En qué mundo viven estos que se supone que son los primeros en saber de todo?
_¡Qué horror! - dicen los lectores, aquellos mismos que, en su época, hacían de las suyas para colarse en sitios donde no podían estar y hacer las cosas que papá y mamá no les dejaban hacer en estos mismos sitios o con nombres distintos en los que ocurría exactamente lo mismo. Hipocresía, dicen que se llama a eso.
_Es que en mi época esto no pasaba.
Claro que no. La gente moría como chinches por sobredosis de heroína en plena Movida Madrileña. Pero, desde luego, ningún chaval de catorce se emborrachaba jamás. País.

El Ayuntamiento, siempre a remolque de la situación y pillado por los huevos, se apresta a clausurar no sólo el Balcón -que acumulaba un sinfín de sanciones y órdenes de cierre- sino otros cuatro garitos más. Por si acaso. Y para no dejar dudas de la contundencia con la que a partir de ahora actuarán, son cuatro de los más emblemáticos y de renombre. Con toda seguridad, para meter el miedo en el cuerpo a los demás.

¿Por qué se clausuran ahora sitios que no cumplen las normas? ¿Por qué había que esperar a que muriera "otro más" (porque no es el primero, insisto) para actuar? ¿Por qué cinco de golpe y no diez o treinta?
¿Por qué últimamente cualquiera con músculos y sin cerebro puede ser puerta? ¿Por qué hace cinco o seis años sólo eran una rara excepción entre la profesión? ¿Por qué ahora les pagan la mitad de lo que ganaban cuando la época de La Ruta, tal vez porque entonces sí que eran profesionales?
¿Por qué hay que poner en marcha el ventilador mediático de mierda? ¿Por qué piensan que necesitamos conocer todos los pormenores de la vida de los protagonistas? ¿Por qué son tan cínicos de acusar a los poderes públicos de "pasividad" y "no haber actuado antes" cuando tampoco ellos denunciaban nada en sus páginas sabiendo lo que hay? ¿Lo sabían? ¿Y éstos son los que dicen tener información privilegiada? ¿En serio les pagan un sueldo por intentar vendernos como novedad lo que lleva siendo así toda la vida?
¿Por qué se creen que lo que hay ahora no lo había hace diez, quince o veinte años? ¿El garrafón es el invento del siglo XXI? ¿Un garito a reventar de gente es la nueva moda? ¿No es lo mismo que cuando el incendio de Alcalá 20 en el 83?
¿Y nosotros? ¿Por qué nos tragamos todo esto sin decir nada? ¿Por qué consentimos que intenten vendernos motos que no queremos? ¿Por qué creemos que la "alarma social" es lo único que realmente nos mueve a hacer lo correcto? ¿Tan jodidamente plácidos y acomodaticios estamos?

Álvaro Ussía es una víctima, y como tal le deseamos lo mejor a él allá donde esté y a los suyos. No merecía morir y maldigo a aquellos que le mataron. Pero no nos pasemos de rosca pretendiendo hacer lo correcto.
Porque volveremos a equivocarnos, y a adormecernos. Hasta que una nueva víctima nos dé un nuevo impulso.

22 noviembre 2008

Condones

Tres minutos y cuarenta segundos. No es el anuncio más largo del mundo (tal "honor" lo ostenta Emirates, compañía aérea de EAU) pero es lo bastante luengo como para hacerse pelín pesado. Y eso que la idea es buena, el concepto se capta rápido y tiene las dosis suficientes de imágenes censurables como para generar más notoriedad. Claro que no se puede esperar otra cosa de un anuncio de condones. De hecho, el sector mismo está plagadito de mensajes cojonudos.

Desde el clásico "¿qué he hecho yo para merecer esto?", o una representación muy explícita que pretende darle un toque casi dramático al tema, pasando por cutreces parecidas a las experiencias que te provocan un polvo que parece tener todos los ingredientes para ser fabuloso pero termina siendo decepcionante.

Y, por supuesto, el mejor de todos.

Anunciar condones no es fácil. Como no puedes utilizar un lenguaje explícito con el que dar a entender para qué sirve el producto -al menos por ahora-, hay que recurrir al ingenio para dar a conocer una marca. Los mensajes siempre serán sexistas porque destilan sexo por los cuatro costados. Los hay enfocados especialmente a mujeres y otros que quieren hablar directamente con los hombres. En todo caso, en éstos hay un bando "perdedor" y otro "ganador", y los habrá que no sepan encajar estos chistes con humor. Pero hoy no toca hablar de ellos.

La mayoría tienden a buscar la transmisión del mensaje de un modo neutro, en el que ambos sexos se encuentren cómodos. Eso pasa mucho aquí en España, donde vemos anuncios de Durex o de Control y son muy políticamente correctos, sositos y predecibles. Es más, dudo que sirvan para otra cosa que no sea recordar que existen unas fundas de plástico que se utilizan para follar de modo menos placentero, pero seguro. Ni siquiera te quedarías con el nombre de la marca. Es una pena, dado que aquí siempre nos las hemos dado de ser un país muy capaz creativamente.

Nos perderá el pudor. Será eso.

17 noviembre 2008

La Realidad

Domingo, 16 de noviembre. Una fecha en apariencia anodina, vulgar. Los domingos son días tristes, de tensa espera a lo que acontecerá a partir del lunes. Un día en el que los movimientos se ralentizan a la mínima expresión y el mejor plan -calaveras aparte- incluye película y palomitas.
No creo en el destino. A lo largo de muchos años encomendándome a un sino que jamás se vio cumplido he podido comprender que el único camino es el que uno mismo recorre. Pero reconozco que, en ocasiones, la casualidad y los hados se confabulan para transmitir un mensaje, evocar un pensamiento, crear una idea.
Algo así ocurrió anoche, domingo 16 de noviembre.

La receta: dos películas. Sírvase la primera en frío y en solitario. Que tenga amplias dosis de moralina, una pizca de fantasía new age a lo Golden Dawn y una banda sonora acojonante. La segunda requiere centrase exclusivamente en temas que no vemos a diario pero que están muy presentes en nuestra realidad, mal que nos pese. A ser posible, que incluya teoría de la geopolítica y sistemas de resolución de conflictos.
Para la primera elegí La joven del agua, la penúltima película de M. Night Shyamalan, una adaptación de un cuento hecho por él mismo a sus hijos. No, no es El Señor de los Anillos.
La película supuso un fiasco en su carrera que la crítica destrozó sin piedad, probablemente no sólo por un guión demasiado complejo y una historia demasiado poco clara, sino también porque el personaje odioso -y torpe- del filme es, nada más y nada menos, un crítico de cine.
Pese a todo lo anterior, las veces que la he visto siempre ha conseguido transmitirme algo. Quizá sera por la banda sonora, que te atrapa y consigue remover algo en el interior, o quizá sea por la frase pronunciada por uno de los personajes que resume el leit motiv de la historia: "quiero creer, necesito creer, ¡quiero volver a ser un niño!".
Reteniendo esa frase en la mente, pasamos a otra sesión de cruda realidad-ficción: Red de Mentiras. La última de Ridley Scott, otro director que ha conocido mejores épocas pero que sigue haciendo buenas películas capaces de transmitir un mensaje, el de la ya no tan eficiente inteligencia norteamericana en el actual contexto político del mundo, ese en el que el enemigo a batir se camufla entre masas anónimas y no forma ejércitos ni combate en campos de batalla.

En la historia de La joven del agua la trama principal se basa en cómo una ninfa debe comunicarle a un escritor frustrado que su última obra tendrá repercusiones a nivel mundial. De cómo dicha obra, una supuesta crítica al sistema político mundial y a algunos de sus líderes, provocará su asesinato y, como consecuencia de ello, que un niño -que será presidente, ahí es nada- crezca escuchando y leyendo el libro. Un libro que considerará fundamental para el desarrollo de sus ideas, unas ideas -según la ninfa- que promoverán un salto adelante en la evolución social de la raza humana.
El planteamiento de base no es necesariamente una idea de pelota. Que sepamos, hasta nuestros presidentes leen. Y ninguno es tan presuntuoso como para creer que todas las ideas que tiene las ha parido él solito. Bueno, quizá Aznar. Pero, salvo él, todos nacemos, crecemos y nos desarrollamos escuchando y comprando ideas que otros han tenido antes. Algunos simplemente las acoplan a su pensamiento. Otros, seleccionan sólo aquello que les interesa y niegan el resto.
Los pocos, conciben esas ideas como un primer paso para el desarrollo de nuevas ideas más elaboradas. Precisamente, con esta última premisa en la cabeza estuve viendo Red de Mentiras, una película en la que el servicio de inteligencia jordano demuestra ser mucho más competente y efectivo que la otrora todopoderosa CIA.

El trasfondo revela la inquietud general por un problema nuevo para el que sólo tenemos soluciones antiguas. El llamado terrorismo islámico no es sino una guerra no declarada por un país que no existe y cuyo ejército está disperso por todo el mundo.
La mayoría del mundo occidental cree, por lo vivido en los últimos tiempos, que todo se debe a la política americana de financiación de insurgentes allá por el siglo pasado: no en vano, el archiconocido Ben Laden recibió dinero y suministros americanos cuando estuvo con los talibanes en Afganistán -a los que ahora también combaten- durante la guerra contra la URSS. Saddam Husein, al que ahorcaron hace no tanto, fue antes muy amigo de Reagan, al menos mientras guerreó contra los ayatollahs. Aparentemente a los yankees les crecen los enanos. Digo aparentemente porque no conocemos a nuestro "enemigo". Al no conocerlo, nunca podremos vencerlo, y esto nos lo podemos aplicar todos los que nos consideramos occidentales.
Hace ya varios años, mucho antes de que se sucedieran los atentados que costaron tantas vidas aquí y allí, ya había oído hablar de la teoría del Gran Califato Unido. Un único país que abarcaría desde Marruecos hasta Irán y Pakistán, desde Nigeria y Sudán hasta Turquía. Que no se haya llevado a cabo ya no es por falta de voluntad de unos cuantos, sino por la falta de voluntad de otros cuantos más poderosos -sin salir del mundo musulmán- enfrentados entre sí por credos e ideas contrapuestas. Wahabistas, ismailitas, sunníes, chiíes, sufíes, jariyíes... cada uno con su idea y con la intención de imponer su visión al resto.

España es un país que debe buena parte de sus raíces a la cultura musulmana. Aquí floreció uno de los califatos más poderosos de la historia islámica y pervive en el recuerdo de aquellos que desean volver a ver los grandes días de antaño. Nosotros, españoles, no somos un enemigo. Somos un objetivo. Con o sin Alianza de Civilizaciones.
Ah, por supuesto, este apartado hay que cogerlo con pinzas y sin ningún tipo de parafernalia conspiranoica. Muchas cosas, demasiadas, tendrían que suceder para que la amenaza se convirtiera en una situación posible. Tendría que hundirse el "imperio" americano y que su influencia y poder perdiera muchos enteros. Al mismo tiempo, aquellos países que viven del petróleo y, por tanto, se muestran más receptivos al mundo occidental tendrían que ver sustancialmente mermados sus ingresos para tener que recurrir a otras opciones de subsistencia. A su vez, esta situación de precariedad económica tendría que encauzarse hacia la solución "juntos mejor que separados" para la formación del Gran Califato, idea irredentista que no es una excepción de la zona.

Así pues, la combinación de ambas películas y situaciones, la idea de un futuro revolucionario que cambiará el rumbo de los hombres y la situación geoestratégica actual a la que hay que añadir la crisis económica y financiera, forman un conjunto de lo más interesante, por no decir estimulante.
Porque las cosas no tienen por qué derivar necesariamente a un escenario rechazable. Porque no tiene por qué persistir la idea que lleva mucho tiempo en mente acerca del clima que se está formando y que terminará desembocando en la III Guerra Mundial, ya preconizada.
Porque muchos creen que la llegada de Obama a la Casa Blanca es el primer síntoma de un cambio que no será el único.
Porque asistimos al embrión de los futuros Estados Unidos de Europa, lo que relajará muchas tensiones actuales y creará retos nuevos.
Porque ya se está comentando la idea de una especie de Gobierno Mundial, aunque personalmente creo que eso aún está por ver. No estamos preparados para algo de tanta entidad.
Pero enfrentémonos a la realidad. Al hoy, aquí y ahora.

Mientras todo esto tiene lugar, hay gente que sólo es capaz de preocuparse de lo que sucede en su casa. Mentes provincianas que sólo piensan en lo suyo. Personas como nosotros -no me libro- estancados en un relativismo moral en el que nuestra única preocupación es ganar dinero para poder gastarlo y disfrutar de su poder. Tan es así, que pese a que la crisis nos impele a ahorrar, sabemos que al hacerlo sólo la empeoramos más: si todos gastamos menos, todos ganamos menos y todos terminamos perdiendo. Algo falla en una generación que lo tiene todo y apenas disfruta de nada. He ahí el problema, el quid de la cuestión: no se han conocido casos anteriores de circunstancias como las actuales que hayan persistido con éxito. La Teoría del Caos y la del Péndulo juegan en nuestra contra. Y ni todos los mensajes agoreros -éste podría serlo, aunque no lo concibo como tal- servirán porque nuestras costumbres y nuestro estilo de vida superan con creces cualquier advertencia.
Ah, la realidad. Bendita realidad.
Maldita la que nos puede esperar.

13 noviembre 2008

Campaña "Pon un Nombre a la Cachorra"


Como sigo sin saber qué nombre ponerle y la cosa empieza a ponerse seria (sí, ella también), he decidido rendirme a la evidencia de mi falta de talento bautizando animales y permitir que sean otros quienes puedan darme una buena idea.
_Qué falta de originalidad, ¿dejas que a tu perra la bautice otra persona?
Soy bueno siendo malo. Soy el mejor teniendo ideas locas. Soy grande siendo pequeño. Soy único siendo anodino. Pero no tengo ni la más remota idea de cómo llamar a mi mascota.

Como hay buenas ideas flotando a mi alrededor, las he dejado expuestas en la encuesta que tenéis según se mira a mano derecha, que es la que no tiene el reloj. No digo que la más votada se lleve el gato al agua, pero tampoco negaré que me servirá para orientarme.
_¿Tan perdidito estás? ¡Pobriño!
Pues... me temo que sí. Y dado que todo el mundo tiene una opinión acerca de cómo debería llamarse este encanto que tenéis a la vista, no me vendría mal juntarlas todas en un mismo sitio, y ver qué sale.

¡Cuento con vosotros!

11 noviembre 2008

CWS y la mugre


Cada vez que veo una campaña que consigue transmitirme un mensaje de manera eficaz y transgresora me anima a esforzarme más en lo que hago. Incluso cuando veo anuncios que no son eficaces pero consiguen dar la nota por utilizar unos códigos que no muchos se atreven a tocar. Lo que ocurre, muchas veces, es que lo que necesitamos vender no puede recurrir a muchas cosas.
Por ejemplo, ¿qué vas a decir de un váter, un Roca? ¿"Bienvenidos al oloroso mundo del señor Roca, el que siempre te recibe con la boca abierta y dispuesto a tragarse toda la mierda que le eches cual currito?". Demasiado largo. Eso lo redujeron al "y ahora, ¿qué?" con el que nos bombardean estos días. Pero, en el fondo, te da igual. No vas a levantarte del sofá diciendo:
_Maruja, acabo de darme cuenta de que necesito desesperadamente tener un Roca en mi vida. ¡Vamos al Corte Inglés!
_Pero Eleuterio, si en el Corte no venden Rocas.
_¡Pues el Hipercor, tanto da! ¿Está de acuerdo, señor Roca?
_Deposite aquí su caca.
_Lo tomaré como un sí.
Vale, sí. Es una paja mental gorda, pero viene a decir que podrían haber aprovechado el tirón que la sabiduría popular le dio a la principal marca de baño en España para darle el verdadero toque: el Señor Roca. Pena.
Como los de CWS no tienen tanta suerte y no los conoce ni su padre, necesitan dar un golpe fuerte para generar el suficiente impacto. Y a fe mía que lo consiguen con esta pieza.

Para empezar, recurren a topicazos muy manidos pero válidos: tías buenas en un baño, suponemos de discoteca -aunque todavía estoy por conocer el baño de un garito taaan luminoso y blanco, blanquísimo- que se miran entre sí con esos aires tan característicos de mujeres propensas a hacer amigas allá por donde pasan.
_Pero mírala, qué pintas de zorra con esa putifalda que apenas tapa nada.
_¿Y esos zapatos? Seguro que son de mercadillo, y no como mis manolos de saldo.
_¿Soy yo o va puesta hasta las cejas?
A eso va, tal y como el espectador puede comprobar, con mezcla entre estupor (los pudorosos), incredulidad (los incrédulos, claro), sorpresa (los farloperos que nunca imaginarían verse reflejados en un anuncio que no es de la FAD)... especialmente cuando ves que la chica no es precisamente primeriza: lleva todo el instrumental necesario debidamente disimulado pero a mano. Y es de las que se conocen como heavy users (usuarios incondicionales): ¿para qué echar a perder la American Express pudiendo usar una chapa metálica? ¿Qué mejor lugar para guardar la papela que el sujetador? Pero, sobre todo, ¿dónde tiene escondido el turulo?
Así que ahí está, sentada en el impoluto suelo (primer fallo de rodaje, ¿un suelo de baño de garito propenso a borrachas que no apuntan bien y vomitan y tiran papeles y tal?), se prepara la loncha con todos los gestos apropiados (primera pregunta técnica al encargado del cásting, ¿dónde escogen a las actrices, en Garamond?) y ya va a darle fuerte cuando el mecanismo que hará a los CWS famosos se pone en marcha, un sistema que limpia la taza para que hasta las niñas más maniáticas puedan sentar sus lindos culos con toda tranquilidad.

Claro, dicho sistema no es útil para según qué sitios. Como el del anuncio. Con un grito desgarrador y desesperado, la pobre chati ve cómo su dosis es absorbida y sacada del tráfico sin que sus gestos perentorios para poder meterse aunque fuera un suspirito sirvieran de nada.
"Di no a la mugre", con claro doble sentido, es el claim (mensaje principal) del anuncio. Impagable.
Como corolario, y me imagino que para no poner a la pobre protagonista como un bicho raro merecedor de toda clase de soflamas, la sacan nuevamente escuchando el grito de terror de otra cocainómana frustrada.

Entonces surgen las dudas en cuanto a su efectividad. ¿Opinan los creativos del anuncio que el tema de la coca está tan extendido, no sólo en España (de donde no es el anuncio)?
¿Piensan que la FAD europea de turno subvencionará su campaña como apoyo al mensaje?
¿Creerán que los dueños de bares y discotecas invertirán dinero en un producto que mermará sus ingresos?
_Entremos en este sitio, Paca.
_No, Puri, que aquí no puedes ponerte ni un tirito. Tienen CWS.
_¡Oh, no! Entonces no vendremos nunca.
A no ser que estos mismos creativos -entre los que, probablemente y por lo bien ambientado del anuncio, haya alguno que sepa muy bien cómo va eso de meterse mierda- se crean en serio que dichos dueños sean todos unos santos varones que rechazan el uso lúdico de las drogas como elemento disipador de inhibiciones en lugares de ocio y esparcimiento. Y que ninguno trafica. Ninguno, en serio.
_¿Ni siquiera yo, Kiko Matamoros?
Tú el que menos.
Pero, eso sí, el anuncio mola y merece estar aquí colgado.

07 noviembre 2008

Química para tontos



Cualquiera diría que es una campaña publicitaria, habida cuenta de cómo nos movemos últimamente por tiempos que, como mucho, no superan el minuto. En sesenta segundos debemos ser capaces de lograr captar la atención, generar interés, promover un deseo y llamar a la acción. Lo que se conoce con las siglas AIDA, vaya.
Sin embargo, desde hace unos años se ha prescindido de buscar el "todo" para concentrarse en las "partes" que más les puedan interesar a los anunciantes. Normalmente, llamar la atención. Un decir ¡eh, estamos aquí!, sin más motivos que mantenerse en la mente del posible consumidor.

Esta campaña es de un minuto y medio, que no es un formato novedoso ni particularmente innovador. Lo que sí es innovador es el tono de un anunciante normalmente muy serio y políticamente correcto como es la Unión Europea, que tampoco se prodiga mucho en comunicarse con sus... hum... ciudadanos. Para promocionar unas becas especiales para jóvenes científicos, universidades o compañías del sector, se les ha ocurrido una idea genial: ilustrar en términos humanos la interacción de los elementos de la tabla periódica.
_¿Te refieres a The Sun, ese tabloide periódico?
Sí, mismamente. Lo mío nunca fue la química -según qué tipo, claro-, pero si lo hubiera sido quizá me hubiera enterado de que la UE no sólo está para poner billetes de colores y dejarnos circular por sus territorios.

Y, diez años después, por fin pude comprender el por qué del C+4H. ¡Ay, si me lo hubieran contado así!

Philips Bodygroom

Esta es una de las razones por las que me encanta mi trabajo -cuando lo tengo-.



El set completo, aquí: http://www.bodygroom.philips.com/es/

No os perdáis ni un sólo video, pero yo no me perdería particularmente la sección "Dónde afeitarse"...

06 noviembre 2008

Sal y limón

Esta es la historia del momento en el que despiertas de un largo sueño y te das de bruces con la cruda realidad.
Tú, persona anodina y anónima, que vives y mueres basándote en pequeñas metas que superar con iguales recompensas, eres el vivo reflejo del personaje medio del mundo. Del mundo occidental.
Presta atención, porque esta es tu historia. Si no te ves reflejado en ella, alégrate. Pero quizá llegue un día en el que sientas que estoy diseccionándote, que cada palabra que parpadea ante tus ojos habla de cada poro de tu cuerpo y cada neurona de tu mente. Que estoy describiendo un estado de ánimo que te abruma, que te solivianta pero que, al mismo tiempo, te adormece y te domestica.
Amargura. Sal y limón.

El primer síntoma se detecta nada más levantarte por la mañana. Abres y cierras los ojos, remoloneas un poco y, ya en pie, practicas el rito habitual de encenderte un cigarrillo, pasar por el baño y buscar la ropa que vas a ponerte. Sólo que hay algo que falta en todo ese movimiento, un vacío inexplicable que te ralentiza y provoca que no cantes ni tararees tu canción preferida.
No tienes un motivo por el que estar levantado. No lo encuentras, no sabes dónde buscarlo.
Lo haces por mera inercia, para no pasarte las horas tumbado en una cama sin saber qué hacer, con pensamientos demasiado oscuros acechando tras cada recoveco, desesperado por evitarlos a toda costa.
Sabiéndote carente de algo importante, incapaz de hallar algo en tus quehaceres que realmente pueda rellenar el hueco de la desazón, te limitas a resoplar furioso y con ganas de rebelarte contra el mundo. Algo o alguien debe pagar por tu desgracia. Algo o alguien debe hacerse responsable de esta sensación que emana de la boca de tu estómago, flotando como una nube sin viento, siempre presente, siempre constante. Una sensación que combina ansiedad, rabia y culpabilidad.
Porque, en un momento de lucidez, comprendes que nadie tiene la culpa. A nada puedes endosarle el motivo de tu estado. Ni siquiera cuando todo se te viene encima de golpe, puesto que son instantes -rachas lo llaman algunos- que no están sujetos a los añejos hilos de las Moiras como antiguamente se creía. Ahora más que nunca, no puedes permitirte el lujo de creer en el destino.
Así, sabiendo que no puedes culpar a nadie, terminas asumiendo que tus males son sólo cosa de ti mismo, que la sal y el limón no te los ha procurado nada ni nadie: provienen de tu interior. Son todo tuyas. Ahora comprendes por qué te sientes la mínima expresión de lo que puedes ser. Pero pese a que el conocimiento contribuye a comprender tu situación, y comprender tu situación es el paso primordial para el movimiento, algo te impele a quedarte quieto, a limitarte a gruñir a todo aquél que ose acercarse demasiado.

No te sientes preparado para escuchar a otras personas. No aguantas lecciones de nadie, no soportas que nadie intente animarte o aleccionarte, es más, cuando alguien cercano quiere contarte historias de otros que están o terminaron bien sientes que no es tu caso y reaccionas airado, furioso y desproporcionado.
Sólo quieres (puedes) ver tu mierda. Tu rabia. Tu oscuridad. Sal y limón.
Antes o después escucharás que podrías estar peor, que deberías sentirte afortunado. Que tienes cosas que no valoras, que posees valores tangibles que otros no pueden permitirse. Pese a las buenas intenciones, sólo consiguen que te sientas doblemente mal, no sólo por tu situación sino porque, encima y además, te descubres egoísta, inmaduro y caprichoso porque, pudiendo estar tan mal como están otros, no puedes evitar sentirte jodido. Te duele que tu escala de valores sea frágil e insolentemente acomodaticia, cobardemente conservadora.

Huraño, malencarado, desmotivado y apático, tocas fondo. No puedes continuar por esa senda, el camino está cerrado. No hay nada más allá. Envuelto en sombras, no sabes muy bien hacia dónde caminar para palpar la pared que te permita volver sobre tus pasos y encaminarte hacia la luz. Esa luz al final del túnel que ves tan alejada. Mientras, ruina y desesperación.
Y nadie puede comprenderte. Nadie salvo aquellos que están como tú, pero ni siquiera ellos servirán como consuelo de tontos: cada loco habla de su tema y no quiere saber nada del de los demás.

Sólo quieres salir de esa situación que te quema, te desespera, te enloquece. Para ti es importante; no, crucial. Entiende, sin embargo, que es un camino que debes recorrer a solas. Y no porque al resto del mundo no le importen tus motivos -o no los entienda- sino porque tal y como llegaste hasta este punto en solitario, a solas desde aquí debes partir.

Lo bueno es que todo tiene un principio y un final y todo ocurre antes o después -según-. Que todo cuanto ocurre no cae en saco roto y que, como poco, habrás aprendido algo más sobre la persona más difícil de conocer de todas: tú mismo.
Mientras tanto... sal y limón.

05 noviembre 2008

Del Ladrón, el Negro y la Reina

Un ladrón es, además de un enchufe con muchas tomas, un tipo que coge algo que no le pertenece con intención de apropiárselo. También se conoce que el palabro define cariñosamente a un donjuan de esos que te roban el corazón.

Aquí tenemos experiencia con ellos, con todos los tipos. Bajo mis pies hay tres ladrones que conectan todos los cachivaches que se amontonan en mi habitación con más pena que gloria. En mi regazo duerme una ladrona que me ha robado el tiempo, el sueño y el corazón, no tiene ni tres meses de vida y todavía no tengo claro qué nombre ponerle.
En cuanto al tipo chorizo, un señor que se llama Teddy Bautista y que no sé quién o qué es (dicen que músico, pero no me suena de nada) dice que "el canon se paga y ya está, y al que no le guste que se aguante".
El canon, para cualquier ente extraño que no tenga idea de cómo vivimos en el país de la zambomba y el agarrao, es un impuesto especial que se paga por ciertos objetos y soportes digitales o electrónicos debido a que podrían -ojo, sólo podrían- ser utilizados para hacer una copia de una obra protegida por derechos de autor. Es decir, da por sentado que un piltrafilla que compra un CD virgen lo utilizará para grabar música de Bisbal, el muy calavera.
Si tienes pensado utilizarlo para guardar tus archivos personales, las fotos de tus vacaciones en Torrevieja o el montaje del vídeo de la boda de tu primo, también pagas el impuestito.
Dicho impuesto no lo cobra la Administración, sino una empresa privada, llamada SGAE, que se precia por tener unos peculiares cobradores del frac con arredros suficientes para presentarse en bodas, bautizos, comuniones y funerales (jurólo) dispuestos a cobrar "una cantidad" en concepto de derechos de autor. Sin factura ni , hombre, que así no pagas IVA.
_¡Muerte a la SGAE! ¡Si yo soy pirata, ellos son filibusteros y bucaneros!
No, hombre, tampoco es eso. En el fondo, nos están haciendo un favor y todo: al cobrarnos por cada soporte digital que compremos, nos están autorizando a realizar cuantas copias privadas deseemos, puesto que ya hemos pagado por ello.
_Pero el Bautista este dice que su próximo paso es conseguir que cierren los P2P.
No le desearé suerte, aunque la necesitará, y mucha. Veremos quién puede más: si las compañías de telecomunicaciones que viven de ofrecer ancho de banda o Ramoncín y compañía.
Además, por lo pronto dicho sistema no es ilegal aquí. Tampoco en Europa.
Al menos, el Rey del Pollo Frito ya tiene con qué entretenerse, que no sólo de recibir huevazos vive el hombre.
_¡Anda, como el friki ese que llevaba verduras en el pelo y se las daba de vidente!
¿Cómo se llamaba? No me acuerdo.


Por otro lado, hay una gran noticia que nos llega desde el otro lado del charco.
_¿Que ha ganado Obama?
_¿Que ha ganado Mr. Patata Frita?
_¿Que se va Bush?
_¿Que Lisa Ann hará de Sarah Palin en una peli porno?
Nada de eso. ¡Que por fin ha terminado la campaña presidencial! ¡Ya era hora, joer!
Y ganó la ficha negra. Ahora puedo decir que es la que quería que ganara. Afortunadamente hice como Pepiño y no manifesté públicamente mi adhesión a ningún candidato, para no interferir en lo más mínimo en su campaña electoral. Y es que somos así de humildes, Pepi y yo.
Obama pasará a la historia como el primer presidente no blanco de la historia de América. Por cierto, cómo les gusta llamarse a sí mismos "América", exluyendo al resto.
Pero por encima de quién haya ganado, de lo que realmente me congratulo cual llegada al templo de sabiduría es que la campaña haya terminado de una jodía vez.
La prensa nos ha dado más la brasa con ese tema que con las generales de aquí, que ya es decir. Entre las primarias, los caucus y demás parvadas en vinagre, la cosa se ponía ya pelín cargante. Ganara quien ganara, nos debería dar igual.
_¡Hala, pero qué dices! Obama es el cambio, el yesuicán! y todo eso.
Sí... claro... díselo a Irán o a las tropas en Afganistán e Iraq.
_Y en todo caso odiamos a Bush.
Pero le odiamos, principalmente, por obra y gracia de Michael Moore, un gordopilo con gorra y gafas igualmente odioso que no tiene ni pajolera idea de dónde está España. Como dos tercios de los yankees, por otra parte.
_Es que Zapatero sólo sabe llevarse bien con Castro, Chávez y Evo. Y así nos va.
Ca. Lo que pasa es que son así (a ver si averiguáis dónde está el gazapo). Desde que un tal Gálvez -que debía ser islandés- les ayudó con su independencia o desde que nos dimos de yoyas allá en Cuba y Filipinas, eso de "¿pero dónde está España?" ya no es una pregunta habitual en bares y cafés. Pero eso sí, ¿dónde está España?
_Pues que les dén.
Ya. De ahí que no entienda a cuento de qué dar tanto la murga con las presidenciales de allí. Sabemos dónde está California y cuál es la capital de Washington (el estado, no el DC), y hasta conocemos sus equipos de baloncesto.
_Pero es que USA es la primera potencia mundial, el poli del mundo, el primer proveedor de películas de acción y tal.
Bingo. De ahí que el presidente, sea blanco o negro o azul o rojiverde, seguirá la misma senda habitual. Así que...

_¿Y no vas a decir nada de la Reina, tú, que no hace tanto te decías monárquico?
Cagada donde las haya, la suya. Pero no por lo que dijo, sino por ser quien es.
_Pero es que es una homófoba, meapilas y carca.
Que alguien me busque una señora de 70 años que no sea Amparo Baró y que no sea meapilas y carca y crea que eso de los gays es algo que nunca comprenderán (lo que no la convierte en homófoba, sólo en alguien que no termina de asumir la nueva realidad). Ni la defiendo ni la justificaré, pero ya es andar buscando lo imposible para dar un poquito por el culo.
_Pero es que es muy de derechas.
Y mi pie izquierdo, ¿lo has visto?

02 noviembre 2008

Pecados Nacionales IV: El Misterio del Papel Perdido

Ah, la dulce, dulce vida del parado. Lunes al sol -no en noviembre, desde luego- en los que no hacer otra cosa que no sea nada. Todo el tiempo del mundo para ti y tus necesidades. Cualquier serie, película o juego disponible. Cada plan, cada viaje adquiere ahora un estatus diferente. Deja de ser un fin -descanso, principalmente- para constituir un medio: combatir el aburrimiento y la preocupación.
Si yo fuera un tipo como ZP estaría feliz de la vida por no tener trabajo y poder dedicarle todo mi tiempo a las cosas que siempre dije que haría pero luego no realizaba, precisamente, por falta del mismo. El problema es que no soy un optimista irredento. Relativista, sí. Hedonista, desde luego. Nihilista, poco. Realista, a veces.

Precisamente, cuando me toca el momento "pon los pies en la tierra" es cuando peor lo paso.
Esa cantidad ilimitada de tiempo para mí que tengo ahora... ¿sabéis a qué lo dedico?
_Hum... ¿a esa novela que llevas tres años escribiendo, mes arriba, mes abajo?
Ojalá.
_¿Estás, tal vez, aprovechando para aumentar tu nivel en "Teoría del Caso", +10 a todos los atributos?
Tampoco, amigo rolero freak. [N del T: La "Teoría del Caso" es, para los planificadores y gentes de pensar en general, el sistema para aumentar la experiencia propia examinando casos que han hecho otros anteriormente.]
_¿Preparando un nuevo corto?
Nasti. Ideas tengo unas cuantas, pero ando escasito de medios para producirlas.
_¿Asistes a cursos o seminarios para no perder la forma?
Quiá. Y no por falta de ganas. La APG lleva desde junio sin darnos nada a lo que hincar el diente.
Tampoco veo en otros organismos algo que merezca la pena, y si lo hay, no consigo enterarme a tiempo.
_¿Buscas trabajo?
Ah. He ahí la madre del cordero. A la quinta va la vencida.

Resulta que vivimos en una sociedad no-meritocrática, nos guste o no. Eso quiere decir que si quieres aspirar a ciertos puestos de nivel necesitas tener un papel en el que se explica que te has pasado mínimo cuatro o cinco años siendo universitario. No importa si tiene relevancia con el puesto, si realmente te has pasado esos años adquiriendo conocimientos o recurriendo a chules y soplos o si simplemente pagaste por conseguir el papelajo de marras.
Si a tu nombre no le precede el título de "licenciado", lo tienes peludo. Es decir: lo tengo peludo.
Porque resulta que yo tengo estudios universitarios, pero no hasta el punto de tener tan magno papel en mano. No importan las circunstancias por las cuales no poseo tan preciado pedazo de madera pastificada. Ni vienen al caso, puesto que no hay caso: no supero la primera criba, dado que no aspiro a ser administrativo o recepcionista.

El hecho de que tenga experiencia laboral para dar y tomar -no en vano trabajo a tiempo parcial desde los dieciséis- no significa nada. Que sea un tipo que se toma en serio su trabajo, capaz de tomar responsabilidades y asumir riesgos propositivos está bien, pero no es tan influyente como ser un licenciado.
Tampoco cuenta demasiado haber trabajado prácticamente un año como planner (sin competencia ni más jefes que los big bosses) en una agencia de tamaño medio, dedicado casi full time a concursos y nuevo negocio. No, porque ya allí cobraba una miseria... por no tener terminada la carrera.
_Oye, si no te importa, que a mí me ha costado lo mío sacarme la mía como para que ahora andes reivindicando las mismas condiciones de las que disfruto, tú, infraser advenedizo y sin carrera.
No, si, efectivamente, no me importa. No le quito mérito a nadie por tener una carrera. Incluso a aquellos que no les ha costado nada más que dinero. Pero es que tener ese título no garantiza que trabajes mejor, tengas más aptitudes o sepas más que yo. Elementos todos que son fundamentales para desarrollar un buen trabajo, en mi humilde opinión.
_Bueno, pero es que para trabajar en un hospital debes ser médico o enfermero. Por ejemplo.
Sí, muy cierto. Y para diseñar casas debes ser arquitecto y estar colegiado. Como los abogados, los médicos y muchos ejemplos más.
Eso me recuerda cierto capítulo de House en el que el mejor elaborando diagnósticos era el tipo que no tenía la carrera de medicina. Ficción, claro. Plausible, no lo sé. Quizá.
Comprendo y asumo que para trabajar en ciertos sitios debes tener un expediente impecable y brillante, lo cual no demuestra nada más que sabes estudiar y memorizar, no necesariamente te cualifica como un profesional excelente: de hecho, el mejor expediente de ICADE de la historia no pasa de Decano en la facultad de Derecho. Dicen las malas lenguas que ningún jefe le aguantaba mucho tiempo, pero sea cierto o no, la realidad es tozuda: pese a su expediente, no es el Presidente del Mundo Mundial.
Lo que pretendo mostrar son las carencias de un sistema que se basa únicamente en un tipo de criba profesional que no es el más eficiente.
_Tampoco creo que sea algo en todo caso indispensable, los hay que hacen la vista gorda en ese aspecto.
De no ser así, no habría trabajado la mitad de lo que lo he hecho, y es de muy agradecer. Pero al final todos se inclinan por la misma senda: "deberías terminar la carrera".
Oiga, es que a lo mejor no me gusta esa carrera. Es que, tal vez y sólo tal vez, me equivoqué al empezarla y tardé demasiado tiempo en descubrirlo. Es posible que no tenga nada que ver con la profesión que he escogido y que me gusta.
_Pues empieza otra que tenga que ver.
Ajá. Imaginemos tal circunstancia. Tengo veintisiete, a curso por año terminaría con treinta y dos. ¿A esa edad, con ese bagaje, empiezo a currar de becario como todo el que empieza?
_Eres un quejica, puedes trabajar y estudiar al mismo tiempo.
Lo creo. Pero a menos que sea un estudio cuyo fin sea adquirir más herramientas para tu trabajo lo veo del todo inútil si el fin de ese estudio es "tener un papel con el que poder pedir más dinero".
Ese es el quid de la cuestión, muchachada.
Porque no importa qué carrera tengas mientras tengas una carrera. Como si es filología hebrea.
Sí, en serio.

Una simple cuestión de dinero y poder. ¿Tanto valor le damos a un papel? ¿Vamos a equipararlo a los billetes de banco? ¿Por qué un licenciado, per se, necesariamente puede llegar a lo más alto y un "no licenciado" no? ¿Y si éste último es profesionalmente mejor? ¿Es tan imposible de creer?
¿Qué hay del mérito? ¿De tener las condiciones intelectuales necesarias? ¿De la aptitud? ¿De la actitud? ¿Qué ocurre con la experiencia acumulada? ¿Qué pasa con todos aquellos que no pudieron terminar esa dichosa carrera? ¿Están condenados al ostracismo? ¿Por qué es tan relevante, habida cuenta que la mayoría de licenciados nunca llegarán al puesto al que aspiran? ¿Por qué de Don Algodón no se especifica que llegó donde llegó pese a no haber pasado de primero de Empresariales? ¿Por qué Pepiño puede llegar a ser el Número Dos de un partido político sin tener estudios?
_Eh, para el carro, tú a este le diste cera, entre otras cosas, precisamente por no tener carrera... ¿no te parece contradictorio tu mensaje? ¿No estás siendo oportunista?
Ya me gustaría, ya. Ojalá pudiera compararme con su caso. Si el gobierno de un país (o una región, o una ciudad, no sé si hasta un pueblo) quisiera realmente ser eficaz y eficiente contaría con los mejores (¿no habíamos quedado en que soy sinarquista?) lo que necesariamente implica contar con los más preparados. Universitarios o no, pero brillantes en todo caso. Algo que el partido que se dice mayor representante de la cultura y la gente cultivada no predica con el ejemplo. Pero ese es otro tema.
_Estás tirando piedras contra tu propio tejado. No eres el más preparado.
Y lo que me queda. Pero no una carrera. Si a mi edad creyera que soy el más preparado, es más, si cualquier persona menor de cuarenta creyera -realmente- que no puede estar más preparado, esa persona tiene un problema.
_¿Arrogancia?
No. Ignorancia.

_Alto ahí, un momento. Hasta ahora, lo que he leído no está mal, tiene su base. Pero en el fondo lo único que haces es quejarte por no tener la misma igualdad de oportunidades que otros. Y por algo que es completa responsabilidad tuya, como es no haber terminado una carrera que no requiere un cociente intelectual de más de doscientos puntos.
Pero...
_De acuerdo, podemos admitir que eso no invalida tu candidatura para ciertos sectores concretos y se puede coincidir en lo difícil que es llegar lejos sin ese papelajo. Pero... ¿y qué? ¿Ya está? ¿Pataleas un poco y fin de la historia?
Pues...
_Es que me da la sensación de que intentas disfrazar como crítica al sistema algo que, básicamente, no te favorece por no decir que te perjudica.
Admito pavo como animal tocapelotas. Pero si todos mis esfuerzos se quedaran en esta protesta... ¿de qué modo podría decir que valgo pese a no tener terminada la carrera?
Si mi comportamiento fuera ese, sin duda se me podría llamar Pepiño con todas las letras.
Que también es animal tocapelotas, por cierto. Y empieza por pe.
_Pues hala, ilústranos, swami.
Como dice mi colega J, eso me viene como polla al culo.
Si me da el venazo hippy, lo mismo me marcho a la India a vivir durante unos años con mis ahorros, unos 1.000 leuros. Teniendo como tenemos una educación occidental, creemos que con mil pavos no hacemos nada, y no es cierto. Pero supongamos que mi parte sesentayochista es limitada, que lo es.
Si España es un país con una tradición basada en el titulismo, ¿por qué no probar en sitios donde tal costumbre no tenga peso específico?
_¿Es posible? ¿Existe el Paraíso del Parásito?
El mejor de todos: USA. Un lugar donde, dicen las películas, puedes amanecer como barrendero y acostarte como Presidente. Ah, no, espera. Eso es Cataluña.

Iré practicando mi catalán. Un pantxo va dir a un pintxo...

30 octubre 2008

Ingleses


Se dicen muchas cosas de los ingleses. Algunas buenas, muchas malas. Ciertas unas, incorrectas las demás.

Si dices que el típico inglés es alguien estirado y arrogante hasta lo insportable que jamás perdona su té de las cinco y que no sabe cocinar, caerás en el mismo error que aquellos que piensan que los españoles somos toreros que bailan flamenco, duermen siesta y comen paella. Sin embargo, los inventores del stiff upper lip -y del fútbol- sí poseen ciertos rasgos culturales que les hace parecer fríos y serios. Su humor, el inglés, es considerado por freaks y geeks por igual en el mejor ejemplo del "humor inteligente", pero por una razón muy sencilla: el humorista inglés jamás ríe. Mantiene la misma pose y cara que si estuviera contando la muerte de Nelson.

El hecho de haber sido la mayor potencia del mundo durante un siglo no hace tanto sin duda genera, en gente que no tiene sol y calor en abundancia, un pueblo que necesita recurrir a su historia para poder presumir de algo. No es una generalización, claro. Pero está ahí, en el ambiente. Si vas a Londres te encuentras con las modernidades típicas del siglo XXI-como la que más- pero al mismo tiempo entiendes que hay zonas, personas y actitudes que siguen ancladas en el siglo XIX, cuando la reina Victoria.

Uno de esos pensamientos decimonónicos es la animadversión atávica a todo lo que existe tras el Canal de la Mancha. Francia fue el némesis por antonomasia de los hijos de la Gran Bretaña, pero España es su coco particular. Se toman a guasa la Armada Invencible -apelativo que ellos mismos nos pusieron a modo de recochineo- pero tiemblan al imaginar qué hubiera ocurrido de no haber tenido el clima de su parte. Tampoco olvidan Trafalgar y la somanta de palos que nos dieron, cierto. Sólo que en ella murió su Nelson.
Y Cartagena de Indias sigue siendo la mayor derrota jamás cosechada por su flota. Una derrota que, por ley, estuvo prohibido enseñar y que aún hoy siguen sin hacerlo.
Por todo ello, a todo lo latino le tienen manía.

No lo digo gratuitamente. Yo he sido testigo directo de un cierto racismo de corte nacionalista que, sin un argumento convincente ni claro, me convertía en merecedor de desprecio -y alguna que otra pelea a golpes- por el mero hecho de nacer donde nací. Lo mismo nos pasa en casa a otros niveles, así que tampoco es nada especialmente singular. Pero llama la atención, de manera sorprendente, cómo tienden a mirarnos por encima del hombro.
Esto viene a cuento por las palabras que cierto entrenador escocés de cierto equipo de fútbol inglés dijo no sé qué de "equipo franquista" en referencia a cierto equipo madrileño. Palabras que, en boca de dicho entrenador, suenan a broma de mal gusto no tanto por el contenido de las mismas -precisamente, el Madrid no ganó una sola Liga ni Copa hasta el año 53, es decir, tras el período más duro del franquismo [lo que no implica que después fuera una bicoca]- sino por venir de quien viene: un tipo que lleva 22 años controlando con mano de hierro y con tintes totalitarios a un grupo de personas que no pueden decir una palabra más alta que otra.
_¿No es éste el que le partió la cara a Beckham con una bota de fútbol?
Ajá. Ese, sí.
_¿Ese que dice que Eric Cantona es uno de los poquísimos "no británicos" que demuestra lealtad a los colores de un equipo?
El mismo, aunque dicho así suena racista. Esperemos que no fuera ese el mensaje que quería transmitir.
_¿Y por qué hablar ahora de Franco? ¿Se aprovecha de la Memoria Histórica? ¿Le paga Garzón?
Se basa en ello a raíz de la polémica que suscitó durante el verano el posible fichaje de su jugador estrella, un portugués de Madeira que tiene pinta de acabar de divo. Supongo que hace referencia al ya célebre "caso Di Stéfano", porque no se me ocurre otro que tuviera miga.
_Sí, aquél es un caso peculiar. Pero el de Kubala también lo fue.
Hay teorías para todos los gustos, pero en todo caso sólo fue uno en 40 años. Él mismo fue a por un galés de 14 años llamado Ryan Giggs directamente a su casa. Le birló al Everton a su mejor jugador (Rooney), al Tottenham (Berbatov), al Leeds (Rio Ferdinand) y alguno más que me dejo en el tintero. Y no todos del modo más "limpio". Luego no es precisamente alguien que pueda dar lecciones.
Pero es que hay algo que no hemos tenido en cuenta y que le libra de toda posible crítica.
Y es que él es británico. Sir Británico, además.

29 octubre 2008

Expertos

A la gente, por lo general, le gustan los ránkings y las listas. Le interesa conocer qué o quiénes son [inserte aquí su adjetivo calificativo favorito] en algo.
Hay gente que se dedica a esos menesteres, a los que el resto debemos llamar "expertos".
Así, tenemos un listado sobre los mejores equipos de cualquier deporte. El ránking de los actores que más cobran. La clasificación de las vecinitas más buenorras. Los personajes de series más odiados. Las cinco mejores películas jamás rodadas en Thailandia.
Por tener, tenemos hasta un índice de popularidad para esa chusma que dice ser la clase dirigente.

Confieso que soy un admirador más de esas listas. Quitando la de los 40 Principales, que no se la cree nadie -¡¿Melendi, número 1?!- en general la idea de hacer esta clase de cosas para matar el rato de unos cuántos sirve para dar una posición en el mundo a todo.
Ahora bien... ¿quiénes son esos cuántos que parecen aburrirse tanto? ¿Dedican a algo más su tiempo libre? ¿Por qué su criterio vale más que, no sé, el de mi amigo M, que sabe un huevo y medio de música?
_Pero hombre, ¡me lo vas a comparar con Fernandisco!
O con el mítico Luqui ("¡tú y yo lo sabíamos!"), si total, se supone que los gustos son tan diversos como los colores Pantone.
_Pero el Real Madrid es el mejor club de fútbol del siglo XX.
¿Basándose en qué criterio? ¿En títulos conseguidos? ¿En espectáculo desplegado? ¿En dinero despilfarrado? ¿En imagen de marca? Oliver jugó en el Barça -motivo por el que, por cierto, condené mi serie de culto al ostracismo- y Benji en el Hamburgo (y luego el Barça nuevamente, para más inri). Así que lo que es imagen de marca, poquita.
_España es la octava potencia económica del mundo.
Claro que sí. Por qué no. Mientras se matice que es sólo en cuanto a la cuestión económica, todo va bien. Eso, y que los canadienses hagan como que no han oído nada, claro.

De ahí que me pregunte quién reparte aquí carnets de "expertos" y bajo qué premisas, porque algunas listas son tan subjetivas que dan qué pensar.
_Estadística, muchachote. Simple y pura estadística.
Claro. De ahí, de las estadísticas, vendrá eso de "Melendi es hoy el número uno en España", ¿verdad?
Se puede elaborar un histórico de las mejores películas, basándote en la recaudación en los cines (¿Titanic, número uno? ¡Por favor!).
Puedes decir que Michael Jackson es el mejor músico del mundo porque Thriller es el disco más vendido de la historia. Y AC/DC, los segundos. Los Eagles, los terceros. Meatloaf -¡¡Meatloaf!!- el sexto.
_¿Quién? ¿Ese que hacía de actor cutre secundario en pelis de roleros?
El mismito. Claro que también salió en El Club de la Lucha. El tipo de las tetas enormes, ese que abraza a Norton. Sí, ese es el sexto tipo que más discos ha vendido. Del mundo.

Puedes decir que Jackson Pollock es el mejor pintor de la historia porque su "Número 5" es el más caro de cuantos se han vendido en subastas. Y que Picasso es el very best sólo si sumas unos cuántos, porque antes tiene a Klimt y a un tal De Kooning capaz de pintar una cosa como ésta (a la derecha) por la que se han pagado 137 millones y medio... de dólares, eso sí.

Puedes decir que varios autores pseudo-anónimos ostentan el primer puesto de mejores escritores porque su obra lleva 1.700 años encabezando la lista. Harry Potter va justo detrás. Del Quijote no se tienen datos, pero imagino que Cervantes tampoco estará para muchas reivindicaciones.
_Bua que no, figurín [acento de Alcalá]. Acabósele, vivediós, la buenaventura al jodío inglés (Shakespeare) y aparecióme otra guiri (la Rowling) para torturarme. ¡Ni rebajándolo diez maravedíes remonto!
Pero mentiríamos, porque todo el mundo sabe que el libro más vendido del universo es la "Guía del Autoestopista Galáctico".

Es decir, la estadística nos puede dar algunos datos. Pero seguirían siendo incompletos.
Dudo que Pollock sea mejor artista que Picasso o Dalí. Que la Biblia sea realmente un libro legible o que no haya mejores canciones que Thriller. Vale, Manowar no, pero... ¿y la banda sonora de La Misión?
No me creería que alguien dijera que su película favorita es Titanic a menos que ese alguien fuera un infraser ñoño y friki de Di Caprio. No menos frikis que los del Señor de los Anillos, entre los cuales me incluyo orgullosamente.
Y si entráramos de lleno en el capítulo de "mejores blogs", tendríamos que tirar de datos estadísticos nuevamente. Afortunadamente, el de Enrique Dans no está.
Tampoco el mío.
Pero es que yo no soy un experto. Afortunadamente.

27 octubre 2008

Volver a Empezar

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Sí, incluso de las mías. Por eso no voy a decir nada acerca del significado de lo que hoy cuelgo aquí -el primero de unos cuantos, tal vez- porque la idea es que cada uno saque su propia conclusión.
No salen caras, no al menos visibles (salvo error por mi parte), por una razón muy sencilla: esta historia no tiene un protagonista único. Esta historia es de esas que vivimos todos alguna vez.

Vale, no puedo dármelas de Kubrik o Scorsese. También es verdad que con 20 euros y una cámara digital no se hacen milagros. Pero creo que he conseguido expresar algo.
La cuestión es... ¿qué algo veis vosotros?

20 octubre 2008

Lujuria

Con esos ojos que apuñalan mi alma. Dos gigantescos zafiros -¿o eran esmeraldas? ¿Quizá ámbar?- perdidos entre brumas grises y sendas brillantes perlas de ónice se clavan en mí, desafiantes, retadores. Libres.
El contorno de su boca se mueve pronunciando palabras que no puedo escuchar. Nada de cuanto pueda decir importa, sea arrebatadoramente hermoso, sea tan maléfico que me conduzca a la ruina. Sólo trasciende un movimiento que logra arrancar de lo más profundo de mi ser la orden de morderlos, de atraparlos entre mis dientes con ansia asesina, con un fervor desquiciado y una delicadeza que no merece.
Un sordo gruñido se abre paso por mi garganta, desgarrada por todo cuanto quiero gritar y no consigo. En su lugar, el silencio que llena el vacío que aún se interpone entre los dos. Su piel arde de deseo, la mía busca quién la acalore y la libere de su prisión de hielo.
Se acerca. Un paso tras otro más cerca de mí y yo tiemblo. De qué, me gustaría saberlo. De temor, de rabia, de impaciencia. Todas y ninguna al mismo tiempo. Ella gime, tan quedamente como el susurro del viento de la primavera. Apenas resuena en mis oídos y, sin embargo, como el más poderoso de los sortilegios, mi cuerpo reacciona y mi mente se enciende como una brasa entre mil fuegos. Aquí, ahora. Por siempre y para siempre. Te haré mía aunque sea lo último que haga.

Aquella loba surca mi espalda con sus garras. Trago saliva, pero no es momento para lamentos. La hora del jadeo llegó. El momento en que los impulsos que me ciegan tomen el control. Respondo agarrándola sin compasión. Ella grita. Pero no es dolor lo que leo en sus ojos. Qué ojos. El brillo cargado de vicio que emana de ellos me posee, me envuelve, me encadena a ella. Atado al insoportable erotismo que percibo entre sus labios ligeramente abiertos, invitándome a realizar cualquier perversión que se me antoje. Poseído por el deseo, le arranco una camisa que apenas cubre mi invitación al pecado. Y a pecar vengo dispuesto.

Aquella hechicera me envenena la sangre. Se agolpa, me hincha, me recarga. Mis fuerzas se multiplican, mi poder se dispara. Mi lujuria se desboca y no conoce límites.
Ella gruñe, muerde, ataca buscando verme desprevenido. Necesito de casi todo para apartarla y, antes de que ella pueda protestar, la silencio abalanzándome sobre sus labios.
Respiro un olor dulce de deseo, un perfume de perdición y tentaciones. Es ella quien lo desprende, y hacia su fuente me encamino sin prisa, disfrutando con deleite del viaje y sus paisajes. Ella abraza mi lento caminar con alevosas ganas, insolentemente paciente. No tendré piedad, aunque ya lo sabe. No la quiere. No busca redimirse. No desea expiarse. No pretende miramientos. Nada de eso tendrá. Juré ante aquellos luceros que jamás concedería cuartel. Mi vida y mi honra le darán merecido cumplimiento.

Aquella guerrera monta un corcel encabritado y desbocado. Una montura indómita, salvaje y fiera. Una bestia que no puede manejar. Le aguijonea, le muerde, busca someterle sabiendo que es ella la sometida. Grita, jadea, solloza de puro éxtasis cuando la jinete metamorfosea en cabalgadura. Pero no es su amo quien, agarrado a sus crines, la lleva por sendas jamás sondadas. No, él jamás será su dueño. Pero durante el lapso en el que son uno y son dos, sueña que lo es. Aúlla su rendición, aunque no suplica clemencia. Nunca. Antes se dejaría desollar. Exige un castigo más fuerte, una condena más larga y duradera, un viaje todavía más intenso. Saborea el sudor que todas las pieles expulsan con tanto ímpetu que se condensa en un vapor salado cargado de lujuria. Sucia, furcia, pervertida. Placer, placer, placer.

Peleamos. Ella ataca, yo ataco. Yo me ensaño, ella se regodea. Ella araña, yo azoto. Yo gimo, ella jadea. Ella susurra, grita, ordena... yo obedezco. Yo impongo, ella complace. Peleamos.

La batalla termina cuando no queda ya nada que entregar. Cuando, rebuscando en lo más hondo, nada hay que pueda ser tomado. Desfondados, abatidos, agotados, somos dos estatuas esculpidas en carne unidas en una única obra. Un par de almas en pena que se fusionaron y volaron pero que deben ahora disolverse. Porque ni tú eres mi señora ni tú me perteneces. Así por cierto será, todas las veces que volvamos a cruzar miradas.
Con esos ojos que apuñalan mi alma.