22 noviembre 2008

Condones

Tres minutos y cuarenta segundos. No es el anuncio más largo del mundo (tal "honor" lo ostenta Emirates, compañía aérea de EAU) pero es lo bastante luengo como para hacerse pelín pesado. Y eso que la idea es buena, el concepto se capta rápido y tiene las dosis suficientes de imágenes censurables como para generar más notoriedad. Claro que no se puede esperar otra cosa de un anuncio de condones. De hecho, el sector mismo está plagadito de mensajes cojonudos.

Desde el clásico "¿qué he hecho yo para merecer esto?", o una representación muy explícita que pretende darle un toque casi dramático al tema, pasando por cutreces parecidas a las experiencias que te provocan un polvo que parece tener todos los ingredientes para ser fabuloso pero termina siendo decepcionante.

Y, por supuesto, el mejor de todos.

Anunciar condones no es fácil. Como no puedes utilizar un lenguaje explícito con el que dar a entender para qué sirve el producto -al menos por ahora-, hay que recurrir al ingenio para dar a conocer una marca. Los mensajes siempre serán sexistas porque destilan sexo por los cuatro costados. Los hay enfocados especialmente a mujeres y otros que quieren hablar directamente con los hombres. En todo caso, en éstos hay un bando "perdedor" y otro "ganador", y los habrá que no sepan encajar estos chistes con humor. Pero hoy no toca hablar de ellos.

La mayoría tienden a buscar la transmisión del mensaje de un modo neutro, en el que ambos sexos se encuentren cómodos. Eso pasa mucho aquí en España, donde vemos anuncios de Durex o de Control y son muy políticamente correctos, sositos y predecibles. Es más, dudo que sirvan para otra cosa que no sea recordar que existen unas fundas de plástico que se utilizan para follar de modo menos placentero, pero seguro. Ni siquiera te quedarías con el nombre de la marca. Es una pena, dado que aquí siempre nos las hemos dado de ser un país muy capaz creativamente.

Nos perderá el pudor. Será eso.

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