29 septiembre 2008

El Precio

Toda persona consciente de sí misma, es decir, aquellos que llegaron a la conclusión -antes o después, según los modelos- de que existen, puesto que piensan, tiene un objetivo en la vida.
Un objetivo que puede ser de cara a la realización personal, enfocado en el exterior o meramente interior. Los hay de todos, toditos los colores.
A lo largo de tu experiencia personal vas conociendo gente y probándote con diversos arquetipos de comportamiento, ideas, pensamientos y deseos. Algunas veces coincides; la mayoría, en cambio, tienen perspectivas que no encajan contigo y no terminas de saber muy bien por qué. Pero alcanzas la meta, que no es otra que comprender que cada uno posee unas perspectivas y un fin para el que destinan todos sus esfuerzos. Un fin que, por supuesto, tiene un precio.

Quizá eres de los que se despiertan por la mañana soñando con alcanzar la cima profesional. No importa en qué profesión, aunque suelen concentrarse en aquellos trabajos que procuran más dinero y poder. Ya que te pones, y puesto que tienes un objetivo muy alto, qué menos que pelear en el mejor y más vistoso escenario posible. ¿El precio? Tus amistades son en realidad contactos -así lo crees en secreto- rigurosamente seleccionados por todo lo que pueden aportar en tu camino al éxito. Cualquier aspecto que tenga que ver con el enriquecimiento no monetario es descartado por inútil y superfluo. Sí, puedes leer a Kérouac o a Baudelarie, incluso desarrollar una inusitada filantropía por el modernismo. Pero no supone nada más que un trampolín más para alcanzar las cuotas de éxito más difíciles, es decir, las de arriba del todo.

Los envidiosos que se quedaron en el camino llaman a esta gente trepas o arribistas. Lo que me lleva a otra meta del abanico vitalista: aquélla que supone vivir de lo que hacen otros. Enterarte de cada pormenor que suceda en vidas ajenas que logre convertirte en el principal conversador. Todos te buscarán para enterarse de cualquier cosa que pocos conozcan, pero -y este es el precio a pagar- al mismo tiempo muchos huirán de ti temerosos de convertirse en protagonistas involuntarios de tus chismes. Poco importa, de todos modos: tu red es tan sofisticada e intrincada que nadie escapa realmente a tus oídos. Lo que más te pone es la sensación de poder que te da saber detalles escabrosos y escandalosos de gente aparentemente anodina. Tener en tus manos la posibilidad de acabar con su reputación o alzarlo a la fama a tu conveniencia.

Ah, la fama... un filón inagotable para tantos y tantos. Precisamente tal condición responde al leit motiv de aquellos que viven por y para ser el centro de conversaciones, para bien o para mal. Que se trate de críticas o alabanzas es el menor de los problemas: después de todo, están hablando de ti y ese es el fin máximo. Por supuesto, alimentas la rueda y la exprimes al máximo todo lo que puedas sabedor que la condición de starlette es del todo efímera. Algunos, los pocos, pueden soportarlo. El resto se las verán y se las desearán para mantener el status como buenamente puedan, incluso a costa de denigrarse a sí mismas, porque el objetivo no es tanto que te reconozcan por algo que hayas hecho como el hecho del reconocimiento en sí. Por eso vemos tantos y tantas volcados en aparecer donde sea -y como sea- mostrando sonrisa o llanto a cuenta de cualquier avatar cotidiano. Los maestros aparecen en las revistas y la televisión, pero no son los únicos, por supuesto. ¿Qué precio paga este tipo de personas? Carecer de escrúpulos ni pudor. Ríen, lloran, odian y aman como todos... pero sin vivirlo realmente.

Del amor se puede hablar de miles de maneras. De lo que provoca, de cómo afecta, de por qué ocurre con quien menos te lo esperas, cómo nace, crece, se desarrolla y finalmente muere. Porque muere. Esto es algo que no siempre sabemos aceptar. Y existen personas con una capacidad de amar inagotable, dispuestos a entregarse con todo lo que tienen -y hasta con lo que no- con tal de demostrarlo. Para ellos ni la salud, ni el dinero, ni el éxito cuentan tanto como encontrar a la persona con la que pensar en pasar el resto de la vida. Ante estos seres pasan unos y otros a gran velocidad, a veces sin tiempo para comprobar si efectivamente fue una mala elección. Ese es el precio que pagan: enfocar su vida en algo que no puede ser medido ni pesado en una balanza. No existe el título "Amador Comprometido" entre los miles que se otorgan a personajes de relieve. Pasarás sin pena ni gloria por este mundo sin haber descubierto que, lo que realmente alimenta y da sentido a la dichosa palabra, es querer porque lo mereces sin esperar nada a cambio.

Hay más, creo. Tantos pareceres y perspectivas como personas existen en el mundo. Pero, en realidad, apenas unos pocos superan la criba de lo relevante y se convierten en verdaderos centros de obsesiones, desvelos y preocupaciones como los que he descrito hoy aquí.
Dicen que toda persona tiene un precio. Lo creo. Algunos no lo descubren en mucho tiempo, pero finalmente todos terminamos por darnos cuenta de dónde están las prioridades por las que seríamos capaces de renunciar -o vender- cuanto una vez amamos o estimamos.
Pero eso es algo que sólo tú sabes.

23 septiembre 2008

La Batalla

Enlil, Señor del Viento, Guardián del Hálito y Símbolo de lo Amplio, mece al ritmo desacompasado y caprichoso de sus ráfagas los mechones sueltos que sobresalen del yelmo mientras su música penetra en los oídos en un ulular tenebroso, cargado de tensión y del miedo que humedece de sudor y escalofríos todo el cuerpo. Reclama sangre.
Acaricias el mago de tu espada aún enfundada. Pronto llegará la hora de apagar su sed, toda ella vibra esperando el momento de atravesar todo cuanto se interponga en su camino. Sin vacilar. Sin descanso ni final a la vista. No, hasta que no quede nadie a quien reclamar combate.
Se acerca el momento culminante que dé comienzo a una nueva lucha. No sabes en qué momento exacto sucederá, pero tú crees estar preparado. Sabes que sólo hay dos alternativas: salir vivo o morir dando lo mejor de ti. Aceptas tu destino...
¿Lo haces?

Suspiras con toda la profundidad que permiten tus pulmones. Miras a tu alrededor, comprobando que, de nuevo, te hallas solo frente a incontables enemigos alineados en perfecta formación frente a ti.
Oscuros pendones que el aire ondea mostrando toda clase de símbolos y orígenes, una amalgama confusa e incoherente que muestra la cantidad de asuntos por resolver. Algunos de ellos se muestran deseosos de derrotarte, a otros no les resultas más que una mota más de polvo que espantar de un manotazo. Pero te encuentras con la determinación de hacer frente a todos y cada uno de ellos.

Un instante de pavor invade tu cuerpo y te priva de todo pensamiento cabal. ¿Huir? ¿Suplicar clemencia? ¿Rendirte? Calibras tus opciones reales sabiendo de antemano que lo único que podrías hacer sin temer echar la vista atrás es, precisamente, dar el paso adelante que sentenciará tu destino. Con miedo, pero decidido a enfrentarte a todos tus enemigos, especialmente al peor de todos: tú mismo.
Sin embargo, el germen de la duda eclosiona, alguno de tus adversarios pueden detectar ese instante que determina la diferencia entre la vida y la muerte, aunque afortunadamente para ti se encuentran lo suficientemente alejados como para no representar un peligro real. Pero les ha espoleado, y ellos son quienes deciden comenzarlo todo.
El Príncipe de la Inseguridad es el primero en dar la orden de carga. Montado en un imponente alazán azabache, te señala con su lanza y, a galope tendido, se abalanza sobre ti dispuesto a ensartarte mientras chilla dispuesto a inmovilizarte de terror. Contemplas su avance en una lenta evolución: los cascos golpeando la arena y provocando pequeños remolinos a su alrededor. Los bufidos de la montura a través de sus ollares. La gélida mirada de su jinete, apenas una línea visible tras su imponente casco brillante que atraviesa tu alma, provocándote una evanescente sensación de caída.
Te empequeñeces, víctima de su arma más poderosa. Se ve tan grande, tan fuerte, tan convencido de su victoria... es imposible que tu espada pueda siquiera arañar sus defensas. La imaginas de madera, quebrándose y dejándote indefenso, desnudo.
Tras él vuela impulsado por una mano invisible Paranoia, oscuro Hechicero de los Pensamientos Funestos. Su báculo de guerra, Come-Tarros, es legendario y apunta hacia ti dispuesto a ejercer sus peores y más contundentes efectos. Tendrá éxito, ahora que tus defensas flaquean y has bajado la guardia: el impacto te tira nuevamente al suelo y, en él, te encoges buscando protegerte como buenamente puedes de tus peores augurios. Todo el mundo está en tu contra, nadie acudirá a tu llamada de socorro, a nadie le importa lo que te suceda. Ves enemigos por doquier, más de los que existen, temiendo hayarte rodeado de ellos y sin posibilidad de escapar.
Obsesión, Señor de la Permanencia, Bucle Interminable, ríe montado en su carro tirado por esclavos. Es el siguiente en emprender el ataque, consciente de lo fácil que le resultará herirte con su escudo de cristal: no tiene más que hacer que te veas reflejado en él para hallarte totalmente a su merced. Entonces, presa de las compulsiones más nocivas y las ideas más oscuras, no tendrás nada que enfrentar salvo tu indudable derrota.

Pese a todo, aprietas los dientes. Un sordo gruñido te anima a levantarte, aliviando en parte el tremendo esfuerzo que supone hacerlo con tanto encantamiento sobre tus hombros. Algo ha cambiado tu espíritu. No quieres dejarte vencer sin devolver algunos golpes.
Clamas por la gloria de Enki y la fuerza de Ki y, volcando todas las energías que puedes acumular en tu brazo, descargas un mandoble sobre el escudo de Obsesión. Todos se detienen a observar el movimiento. ¿Podrás con él?
El golpe es brutal, tanto que atraviesas el escudo del Señor de la Permanencia y logras alcanzarle de lleno. Éste aúlla y cae en un promontorio que será conocido desde entonces como la Rotura. Antes de morar en las tierras de Ereshkigal y Nergal Meslamstea en el inframundo, aún tiene aliento para intentar una última maldición.
Pero tú ya estás buscando a Paranoia entre el gentío de enemigos que te rodean, aún cegado por su peor sortilegio. Sostienes tu escudo con todas tus fuerzas y cargas contra todos ayudado por tus propios gritos de ánimo. Uno a uno, los Pensamientos Funestos se evaporan a tu paso hasta que, por fin, te encuentras con el hechicero frente a frente.
Éste empuña a Come-Tarros dispuesto a lanzarte una nueva andanada. Comienza a recitar en voz baja la salmodia que, ya lo sabes, precede la Oscuridad y el Terror. Sin embargo, esta vez no permitirás que llegue hasta los versículos finales. Bramando de rabia lanzas contra él tu espada.
El Príncipe de la Inseguridad tira de las bridas de Duda, su mejor caballo, alarmado por tu repentina fuerza, con la que no contaba. Observa detenidamente cómo tu arma da vueltas sobre sí misma hasta clavarse hasta la empuñadura sobre el pecho del mago, que del golpe vuela unos metros hasta caer vencido a los pies de un arroyo que, mucho después, será recordado como el Despejado.

Agotado, jadeando rabioso, te vuelves hacia el Príncipe dispuesto a entregar lo que te queda. Todo, menos la vida. Pero éste sabe que ya está vencido, su lucha no tiene quién la apoye, y cabalga despavorido hasta disolverse en el horizonte.
Alzas los brazos victorioso sabiendo que la batalla no ha hecho más que empezar. Pero, sin ningún atisbo de sospecha, eres consciente de que la victoria te encontrará. Has podido con los rivales más poderosos y más peligrosos. Nadie podrá ya hacerte frente sin recordar a quién venciste.
Ni el general Dependencia, Esclavo de Ancestros, Ruina de Libertad. Ni el poderoso caballero don Dinero y su innumerable hueste de desharrapados. Ni siquiera el terrible rey Pavor, Daño de Sombras y Señor de las Almas Rendidas.
Sonríes ajeno a las heridas que sangran por todo tu cuerpo. Shamash te reconforta con su calor y su luz te guía. Recuperas tu espada del cúmulo de cenizas que antes formaban el cuerpo de Paranoia y avanzas con paso firme y seguro hacia el resto de los que te enfrentan.
Porque, ahora más que nunca, sabes que vencerás.

18 septiembre 2008

Extremos (II)

El otro día hablábamos de los extremismos vistos desde ejemplos muy del día a día. De hecho, comentando hace poco con L acerca del tema, me vino a demostrar que, muy lejos de ser algo que sólo ocurre cuando eres un crío que no sabe nada de la vida, el venazo radical te puede venir en cualquier momento. Y tiene razón.
Cómo no, la cosa no difiere mucho cuando tocamos temas más elaborados y menos dependientes de situaciones emocionales o circunstanciales: hablamos de política.
Ya, lo sé, ni yo me lo creo.

Como llevo una tarde que estoy que lo tiro en cuanto a inspiración literaria (¡que dure, por los dioses!), allá van unos cuantos momentos "Te Muerdo Un Ojo" versados en la cosa pública:

La crisis
Ya sabéis, eso de lo que todo el mundo habla y nadie tiene realmente ni pajolera idea. Que si crisis crediticia, que si inyecciones de liquidez, que si subprimes y hedge funds, que si swaps y la madre del topo. El caso es que estoy en el paro gracias a ella. Y, como yo, unos cuantos.
_La culpa es de Zapatero y su des-Gobierno, que llevan meses y meses diciendo que si estábamos en una economía de Champions, que si hablar de crisis era antipatriota, que si todo Cristo iba a ganar pasta a espuertas... por no hablar de las perlas de Pepiño y Solbes... ¡putos progres!
A lo que éstos, a la defensiva, responden como buenamente pueden:
_De eso nada, agoreros peperos, la culpa es de Bush el Asesino de Masas y sus bancos repletos de capitalismo y globalización. ¡Y encima de que los especuladores de siempre se han forrado a nuestra costa, ahora les tenemos que pagar entre todos sus deudas! ¡Mardito sistema!
Y eh, tan anchos todos.
_Pues no sé cómo lo veréis, pero nosotros queremos más diners y no pararemos de dar por culo hasta conseguirlo.
_Pero... ¿de dónde, si no hay ni pa pipas?
_Ah, Solbes, ese no es el meu problema. Quítaselo a Extremadura, que tiene demasiados funcionarios, por ejemplo. O a Madrit, que ya que van a privatizarlo todo ya ganarán lo suyo... ¡y a ver si así de paso le metemos un puro al Real Madrid!
_¡Anda, habló el de Aguas de Barcelona! ¡El que se gasta la pasta que no tiene en subvenciones a Caprabo, en abrir embajadas o meterle goles a España!
_Però... es que tenemos más pobres que toda Extremadura junta. ¡Catalanófogo!
Un momento, un momento, que ahí voy.

La cosa nacionalista esa
Som una nació!
Jesús, qué prisas. Vale, a ver. Analicemos el rollo "me va lo fuerte y duro" de este asunto.
_Pues eso, que somos una nación y tenemos derecho a vivir como una nación.
Desde que se metió con calzador en el Estatut, están que no se les cae de la boca la palabra esa, ¿eh? Literalmente: "El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido, de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación". Decir eso y "tonto el que lo lea", lo mismo da. Pero vayamos al lío.
¿Qué significa exactamente eso de "tenemos derecho a vivir como una nación"?
_Pues...
En serio, es una pregunta sin trampa.
_Bueno, entonces... ¿puedo decir lo que quiera?
Faltaría plus.
_Ejem... ¡jo, quina emoción! ¡Mama, mírame, salgo por la tele! Pues, veamos, lo que yo quiero es poder vivir mi vida íntegramente en catalán. Al ser la lengua únicamente propia de mi nación, es un derecho que quiero ver satisfecho.
Ajá.
_¡Espera, espera! Y... hum... también quiero que mi Govern gestione todas las competencias que me afectan, menos las que son demasiado caras (Defensa, Exterior y tal), que entonces pagamos todos a escote. ¡A escote, eh! ¡Que termine el expoli del Estado Español!
Entiendo.
_Y, claro, quiero que Cataluña participe en competiciones internacionales como país propio, hasta los Juegos Olímpicos, que como sabes tenían mayoría de catalanes.
Cierto. ¿Algo más?
_Pues... así en fred... no sé, seguro que sí. Dame un minuto y et diu.
Mientras, demos paso al tipo de España 2000, a ver qué opina de todo esto.
_¡Putos catalinos!
La leche que te han dao. Mejor que pase el tipo ese del PP, que más o menos se parece aunque habla mejor y que dicen que es también nacionalista, pero del otro lado.
_Quién, ¿eu?
No, Fraga, tú no, que no sabría transcribirte y no tengo todo el día. ¿Qué tal, no sé... la Sánchez-Camacho?
_¡Ag! ¡Pero si esa es más nazi-onalista que Carod-Rovira! ¡Vasalla de Piqué! ¡Que vuelva Alejo!
Pero bueno, Federico, ¿qué haces tú aquí? No, mejor no me lo digas. ¿Aceptamos Albert Rivera como animal de compañía?
_Bueno. Es no nacionalista, como yo.
[Carcajada malamente contenida] Lo que tú digas, señor No-Nacionalista... pfff... ¿Albert?
_Bona nit.
Perdona que te tutee, es que eres de mi quinta y se me haría raro tratarte de otra manera.
_Cap problema. ¿Esto es para algún programa de la tele?
Uh... sííí, claaaro.
_Ah, pues espera que apague el pito, una caladita más y estoy. Vale, ya.
Menos mal. ¿Algo que decir a lo expuesto por don Nacionalista Anónimo?
_Moltes cosas. Lo del derecho a vivir íntegramente en catalán... se comenta por sí sólo. Es como si yo dijera que "tengo derecho a vivir íntegramente en silencio", sobre todo por las noches, ya sabes, con el ruido y todo eso.
Ya, sí, es una lata.
_Es que es verdad, van ahí con las motos esas trucadas que sueltan unos trompeteos que, osti tú... pues eso, reivindico mi dret a vivir en silencio, lo cual implicaría que el señor no tendría por qué hablar en castellano nunca más.
Tampoco en catalán.
_No, claro, que también es ruido... bueno, también puede irse a vivir a alguno de los muchos pueblos del interior que sólo hablan catalán. ¡Y tendría un aire más puro! Mira, ya está.
_Però... es que jo viu en Barcelona.
_Y yo, y quiero hablar en castellano. ¿Me lo vas a prohibir?
_Això es que no te integras.
_¡Pero si soy más català que tú, si tus padres son andaluces!
_¡Ah, pues perdona, señor Hay Que Tener Treinta Apellidos Catalanes Para Ser Nacionalista! ¡Yo soy lo que me da la gana! ¡No me pidas coherencia con mis sentimientos!
Vale, vale. Dejémosles ahí, discutiendo con lo suyo, mientras dejamos que Txomin nos ilumine un poco con sus opiniones.
_Kaixo.
Sí, eso... por si acaso, tu padre.
_Ahí va la hostia, mira el maketo este... te he saludado en mi idioma.
Ah. Pues hola. ¿Algo que aportar al debate?
_Sí, que estoy harto de [la] opresión del puto Estado Español al legítimo derecho de los vascos eta las vascas a decidir su futuro.
Igualico que Spock, lo has clavao. Vamos, que queréis ir por vuestro lado. ¿En Europa también?
_¿Eu... qué? No, mira, a mí [la] UEFA me da igual. Total, el Athletic hace que ni la huele ya ni me acuerdo, coño pues.
Entiendo. ¿No crees que se tendrían más en cuenta estas cuestiones sin una ETA detrás?
_¿Quién? ¿Los borrokos esos? Bah, sólo son gente que está muy presionada, mucho estrés, ¿sabes? Están acosados y tal, pues. Claro, viven mal y como no son cobardes...
Eso dice Arzalluz, pero... ¿lo dices tú también?
_Hombre... vale, matan txakurras y tal eta supongo que eso no está bien... pero... hay que entenderles.
Si yo te pegara un tiro por detrás por mi patria, ¿tendrías que entenderme?
_Depende, ¿eres euskaldún?
No mucho, no.
_Entonces serías un maldito opresor y merecerías morir, ¡ETA mátale!
Genial... esto... ¡gracias, Txomin!
_A mandar. Agur.

En la próxima, un apasionante monográfico acerca de por qué sólo se puede ser ultramontano y ultrafranquista si votas PP o un rojo masón pijoprogre vendepatrias si votas PSOE.

16 septiembre 2008

Extremos (I)

Creo que a todos nos ha pasado alguna vez. Queremos vivir una experiencia en toda su dimensión, exprimir las sensaciones que evoca hasta que no quede apenas nada. Comprender a qué se refieren exactamente con eso de "darlo todo".
Ocurre especialmente cuando aún no tienes edad suficiente para darle una vuelta a todo cuanto comporta. Y, creo, lo puedes aplicar a cualquier aspecto cotidiano de la vida. Ahí lanzo un par de ejemplos (en plan lúdico-festivo, que tengo el día tonto):

La fiesta
Hay algo dentro de ti que se remueve ansioso por que las horas corran más de lo habitual y llegue la hora de salir de casa y empezar la farra. Y, cuando finalmente llega, estás que lo tiras.
_Tronco, no llevamos aquí ni una hora y vas por el tercer pelotis...
_¡Bah, qué coño, es una fieshta!
Y una melopea de las que hacen historia.
_Colega, está sonando Bisbal y te mueves como si esto fuera el Radical...
Hoshtiash, gué fieshta!
Y qué nulo sentido del ritmo, témome.
El penúltimo copete ni lo has catado: tanto bamboleo acaba regando a los de tu alrededor. Ojo con sus miradas asesinescas.
_Tío, vale que exaltemos nuestra amistad, pero... ¿puedes dejar de tocarme el culo y llamarme cariño?
_[Arcada] ¡Viva la fi...fieshta! ¡Esht-drecho, gue todosh shoish iwalesh!
Igualicos.
_Tobías, el campeón de los pesados quiere machacarte y tú mides dos palmos.
_Bleuargh, p-p-paliza le avío yo... ¡fieshta!
Y sí, festival, festín... menudo fin de fieshta.
No faltan los que se pasan de rosca y tiran de politoxicomanía para darle un toque a la noche. Porno duro, que diría aquél.
_Flipo en colores, tron.
Pero de verdad, ahí está la gracia.


Amoríos
En los principios:
_Estoy que no cago por tus huesos, Marivane.
_Yo estoy toa enchochá, Kevin Jesús.
_Que te via comé to lo negro como te me acerques.
_Ay, qué cosas dices, ladrón.

Entonces llegan los CD's con música pastel, poesías caseras (o copiadas, según el listillo) llenas de azúcar y palabras rimbombantes como "pétalo de flor" o "muero de amor".
_Es que... ¡muero de amor!
Pues ya me jodería morirme sin culminar la faena. Para eso, mejor morir de sexo, ¿no?
_¡Expreso sentimientos de manera incoherente y exagerada! ¡Me paso el día sonriendo como un imbécil! ¡Lloro con películas románticas! Y es que... ¡estoy enamorado!
Sí, definitivamente. Dicen que los hay en todas partes.
_¡Mira, está sonando nuestra canción*, Rock & Roll de los Poets & Pornstars!
Y se miran con ojos caramelizados y se regalan gestos tiernos. Alguno, hasta osa bailarlo.
_Es como si la hubieran compuesto pensando en nosotros, cari.
No son diabéticos, no. Aún. Y, a todo esto, los Poets han decidido dejar la música y dedicarse a coleccionar chapas de La Casera.
*Nuestra canción: dícese de cualquier ruido melódico que suena en un momento culminante de la vida de una pareja. No importa estilo ni letra. Como si habla de Satán o de Aznar. Es nuestra y punto.
Luego los hay que se pasan de castaño oscuro, estos sí que van de extremos total:
_La maté porque era mía.
Ahí es nada. Seguro que lo agradece mucho, ella.

Fúmbol
Se suele nacer con predisposición a cierto equipo, a menos que esté detrás el padre de turno con la tollina preparada por si marra:
_¿De qué equipo eres?
_Del de papá - dirá el chaval sin dejar de mirar los nudillos blanqueados del viejo. Y así se hicieron los del Atleti.
Entonces la cosa se divide en dos: los que son del Madrid y el resto del mundo.
Merengón: Tsk, esos culés de mierda, cómo disfruto viéndoles perder... ¡hasta en los entrenamientos! Quitando al Messi, los demás los mandaba donde yo me sé, panda de mataos. No me perdería jamás un derbi pero... lo que me reiría yo viéndoles en Tercera... ¡a ver si para entonces sacan tanto trapío, a ver! ¡Les regalaba a la Guta y al Ferrari, ya verían entonces!
Culé: Aquestos blancos llorones... todavía recuerdo el 0-5 aquél, ¡guardo la portada del Sport y tot, eh! Menudos maulas. Por mí se podrían anar a la mierda, ya ni siquiera que baje, no... ¡que desaparezcan, el club y sus banderas! ¡Con trillons de deuda! ¡Y el Iker para nosaltres! Aunque echaría molt de menos los derbis... ¡el partido del año! Les prestamos al Bojan al 3% y entonces se enterarían.
Ché: ¡Antimadridista siempre!
Merengón & Culé: Anda, para un par de ligas por siglo vas a andar metiendo baza... ¡chitón!

País, señores.
Próximo fascículo: política con sorpresa

05 septiembre 2008

La garzonada

Cuando creímos que el asunto de las Dos Españas ya sólo hacía referencia a si se es del Real Madrid o no, volvemos por donde solíamos a darnos collejas con pseudoideas que guardaban polvo desde hacía décadas.

Permitid que me retrate. Para algunas cosas soy facha. Y mucho. Para tantas otras, soy el más rojo. Según la pregunta a responder, levanto un brazo u otro. No me escondo, asumo que así es como pienso y lo defiendo ante quien sea, con casi la misma vehemencia con la que defiendo que otros no tengan que estar de acuerdo conmigo.
_¿Y quién no lo hace hoy en día en una democracia, amigo?
Si yo fuera un tipo demagogo, diría que, por ejemplo, un juez que se permite el lujo de requerir un listado de víctimas de un sólo bando de cierta Guerra Civil. Pero no lo soy. En serio, y no quiero caer en ese error que supone relacionar una idea sagrada para los occidentales como es la esencia misma de la democracia (en la que, personalmente, creo pero no de modo entusiasta) con un juez que también es político.
Pero la cosa me dio qué pensar estos días.
_No veo dónde está el problema. Garzón hace lo que hizo Franco con la Causa General, allá por los 40, sobre la "horda marxista". Ya le iba tocando al bando republicano, ¿no?
El problema está precisamente en eso, que Garzón está haciendo "lo que hizo" Franco. Algún mal pensado hasta podría decir que son la misma cosa, y todos sabemos qué significa eso hoy en día. Si en su momento estuvo mal honrar sólo a un bando y acosar al otro, no veo por qué ahora va a estar bien hacer exactamente lo mismo.

Hoy por hoy, quien no sea antitotalitarismos está en fuera de juego. Me da lo mismo si el sátrapa se llama Franco o si se llama Castro. Merecen los mismos adjetivos.
Aquí vivimos una de esas durante 40 años. Una de derechas, nacionalcatólica, cercana al fascismo y el nacionalsocialismo. Una en la que cualquier cosa que oliera a socialista, masón o comunista era silenciado, reprimido y, algunas veces, ejecutado. Una en la que muchos vivieron "plácidamente", pero unos pocos no. Sólo por pensar diferente (me recuerda mucho a la situación del País Vasco, pero no es hora de hacer paralelismos).
40 años. Una vida, para unos cuantos. 40 años en los que sólo se podía escribir una versión, una historia, una idea. Un bando.
_Qué horror.
Y que lo digas. Al morir (de viejo) aquél hombre, se escogió la vía de la "reconciliación". Pelillos a la mar y a otra cosa, por ejemplo... mirar hacia delante. Brillante, pese a que nadie quedó contento del todo. Los unos (PSOE, PCE) porque quedaba pendiente ajustar cuentas. Los otros (nacionalistas) porque les daban mucho, pero no la Luna que pedían. Los que faltan, es decir, los de derechas, porque la cosa quedaba como muy progre.

Como ocurría en la antigua Roma, los pactos están sólo para ser incumplidos antes o después. Pasaron más de 20 años de aquellos abrazos y momentos entrañables. Los unos (PSOE, PCE, IU) decidieron que ya había pasado el tiempo suficiente como para poder exigir sus cuentas pendientes. Los otros (nacionalistas e IU) siguen pidiendo la Luna. Los que faltan, están entre la espada y la pared. Tibios, equidistantes. Tabú.

Salió la Ley de Memoria Histórica y ninguno de los que hablan con la boca llena de "democracia" (que nos representa a todos, no lo olvidemos) tuvieron a bien hacer un ejercicio ejemplificador incluyendo a cualquiera que muriera durante aquellos jodidos años, fuera de donde fuera y luchara por quien luchara. Optaron por la solución fácil:
_Ya tuviste 40 años para ensalzar a los tuyos. Ahora me toca a mí.
Y ojo, que nadie lo discuta. Que nadie se atreva a rechistar ni tan sólo un poquito. Que nadie ose plantear si aquello no resulta precisamente comparable a todo lo que condenamos. Ya sabemos qué ocurriría.
Facha! ¡Filofranquista!
_¡Crispadores! ¡Derecha extrema! ¡Cordón sanitario!
O, en todo caso, a vueltas con la misma idea-fuerza:
_Los fachas ya tuvieron tiempo para reivindicar lo suyo, ahora nos toca a nosotros. Además, somos los "buenos".
Porque nos hemos pasado los últimos 30 años leyendo, escuchando y viendo cómo, efectivamente, los "buenos" llevaban encima una bandera tricolor. Y que los "malos" (y qué malos, joer) llevaban bigote, eran rígidos y crueles y, lo que es peor, enarbolaban una bandera con gallina.
Se lo tienen merecido, faltaría más.

En primer lugar, por haber montado una dictadura de 40 añazos. Por no haber permitido (seriamente) que hubiera libertad de expresión y de pensamiento. Qué coño, con "libertad" a secas acabamos antes.
En segundo lugar porque, acomplejados y cariacontecidos, sus... hum... más cercanos ideológicamente y con amplia representación parlamentaria (dejando claro que no tienen nada que ver, pese a que algún gerifalte intente de cuándo en cuándo demostrar lo contrario) nunca han sabido contrarrestar esta tendencia. Lo han dejado correr, sumidos en el pavor que supondría aparentar que están arrimando el ascua al de El Ferrol.
Ca! ¡Pero si ya lo están!
Eso dice siempre que puede cualquiera del otro lado metido a sectario, cierto. Pero la idea es fenomenal: atan en corto a los únicos que podrían protestar por una situación análoga (con todos los matices habidos y por haber, pero análoga igualmente) y al mismo tiempo campan a sus anchas en determinados campos, como el "cultureta" (¡ja!), donde expandir esa idea y que acabe siendo creíble.
Brillante. Simplemente, brillante. Y rastrero.

Por eso, cualquiera que arremeta estos días contra Garzón para afearle el gesto de brindar al sol por la causa republicana sólo puede recibir palos y no gozar de razón alguna. No importa si la medida es interesada por la situación general del país, si el tipo es famoso, si el tipo es conocido por querer salir en los papeles y chupar cámara... y si todo esto llevará a alguna parte.
_Pues hombre, a la rehabilitación de los defensores de la legalidad y la condena de los genocidas fachas, ¿no te parece poco?
Lamentablemente, visto el percal, poquísimo.