11 noviembre 2008

CWS y la mugre


Cada vez que veo una campaña que consigue transmitirme un mensaje de manera eficaz y transgresora me anima a esforzarme más en lo que hago. Incluso cuando veo anuncios que no son eficaces pero consiguen dar la nota por utilizar unos códigos que no muchos se atreven a tocar. Lo que ocurre, muchas veces, es que lo que necesitamos vender no puede recurrir a muchas cosas.
Por ejemplo, ¿qué vas a decir de un váter, un Roca? ¿"Bienvenidos al oloroso mundo del señor Roca, el que siempre te recibe con la boca abierta y dispuesto a tragarse toda la mierda que le eches cual currito?". Demasiado largo. Eso lo redujeron al "y ahora, ¿qué?" con el que nos bombardean estos días. Pero, en el fondo, te da igual. No vas a levantarte del sofá diciendo:
_Maruja, acabo de darme cuenta de que necesito desesperadamente tener un Roca en mi vida. ¡Vamos al Corte Inglés!
_Pero Eleuterio, si en el Corte no venden Rocas.
_¡Pues el Hipercor, tanto da! ¿Está de acuerdo, señor Roca?
_Deposite aquí su caca.
_Lo tomaré como un sí.
Vale, sí. Es una paja mental gorda, pero viene a decir que podrían haber aprovechado el tirón que la sabiduría popular le dio a la principal marca de baño en España para darle el verdadero toque: el Señor Roca. Pena.
Como los de CWS no tienen tanta suerte y no los conoce ni su padre, necesitan dar un golpe fuerte para generar el suficiente impacto. Y a fe mía que lo consiguen con esta pieza.

Para empezar, recurren a topicazos muy manidos pero válidos: tías buenas en un baño, suponemos de discoteca -aunque todavía estoy por conocer el baño de un garito taaan luminoso y blanco, blanquísimo- que se miran entre sí con esos aires tan característicos de mujeres propensas a hacer amigas allá por donde pasan.
_Pero mírala, qué pintas de zorra con esa putifalda que apenas tapa nada.
_¿Y esos zapatos? Seguro que son de mercadillo, y no como mis manolos de saldo.
_¿Soy yo o va puesta hasta las cejas?
A eso va, tal y como el espectador puede comprobar, con mezcla entre estupor (los pudorosos), incredulidad (los incrédulos, claro), sorpresa (los farloperos que nunca imaginarían verse reflejados en un anuncio que no es de la FAD)... especialmente cuando ves que la chica no es precisamente primeriza: lleva todo el instrumental necesario debidamente disimulado pero a mano. Y es de las que se conocen como heavy users (usuarios incondicionales): ¿para qué echar a perder la American Express pudiendo usar una chapa metálica? ¿Qué mejor lugar para guardar la papela que el sujetador? Pero, sobre todo, ¿dónde tiene escondido el turulo?
Así que ahí está, sentada en el impoluto suelo (primer fallo de rodaje, ¿un suelo de baño de garito propenso a borrachas que no apuntan bien y vomitan y tiran papeles y tal?), se prepara la loncha con todos los gestos apropiados (primera pregunta técnica al encargado del cásting, ¿dónde escogen a las actrices, en Garamond?) y ya va a darle fuerte cuando el mecanismo que hará a los CWS famosos se pone en marcha, un sistema que limpia la taza para que hasta las niñas más maniáticas puedan sentar sus lindos culos con toda tranquilidad.

Claro, dicho sistema no es útil para según qué sitios. Como el del anuncio. Con un grito desgarrador y desesperado, la pobre chati ve cómo su dosis es absorbida y sacada del tráfico sin que sus gestos perentorios para poder meterse aunque fuera un suspirito sirvieran de nada.
"Di no a la mugre", con claro doble sentido, es el claim (mensaje principal) del anuncio. Impagable.
Como corolario, y me imagino que para no poner a la pobre protagonista como un bicho raro merecedor de toda clase de soflamas, la sacan nuevamente escuchando el grito de terror de otra cocainómana frustrada.

Entonces surgen las dudas en cuanto a su efectividad. ¿Opinan los creativos del anuncio que el tema de la coca está tan extendido, no sólo en España (de donde no es el anuncio)?
¿Piensan que la FAD europea de turno subvencionará su campaña como apoyo al mensaje?
¿Creerán que los dueños de bares y discotecas invertirán dinero en un producto que mermará sus ingresos?
_Entremos en este sitio, Paca.
_No, Puri, que aquí no puedes ponerte ni un tirito. Tienen CWS.
_¡Oh, no! Entonces no vendremos nunca.
A no ser que estos mismos creativos -entre los que, probablemente y por lo bien ambientado del anuncio, haya alguno que sepa muy bien cómo va eso de meterse mierda- se crean en serio que dichos dueños sean todos unos santos varones que rechazan el uso lúdico de las drogas como elemento disipador de inhibiciones en lugares de ocio y esparcimiento. Y que ninguno trafica. Ninguno, en serio.
_¿Ni siquiera yo, Kiko Matamoros?
Tú el que menos.
Pero, eso sí, el anuncio mola y merece estar aquí colgado.

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