17 octubre 2007

Pijos

He dejado pasar a propósito varios temas para no viciarme en lo mismo de siempre. Que si un pobre diablo dice una cosa, que si el otro otra, que si ahora el nuevo Satán carpetovetónico se pone farruco... al final, para resaltar que todo sigue igual que ayer y que mañana no será distinto.

Hoy tampoco quiero hablar de cosas que ocurrieron hace ya demasiado tiempo. Tampoco estoy por la labor de hablar de si la burbuja inmobiliaria reventará por fin, o de qué caro está todo.
Que ya vale de políticadas.

Diría algo acerca de si Fernando Alonso exhalará un inmenso "muajaja" en cuanto se baje del coche ganador del Gran Premio de Interlagos mientras Lewis Hamilton se lamenta lloroso desde la cuneta en la que está varado...
Lo cierto es que todo el mundo quiere que gane el otro, es el clásico prototipo de protagonista de película épica deportiva: representa a una minoría (¡el primer negro en la Fórmula 1, dioses!), es joven, es novato y su mayor enemigo es el mejor del mundo, un aparente arrogante y distante hijoputa que, además, es extranjero y no comparte las excelencias culturales anglosajonas... ¡rápido, un bloc y un lápiz que con esto me voy a Hollywood y me forro!
Lo diría y algo he dicho, pero no aportaría nada que no se haya escrito, dicho o pensado ya. Además, se ha creado tanto ruido alrededor de este pseudo-deporte (¡con lo que me gustaba!) que ya ha perdido su gracia. Ya no es glamour, se ha quedado en glam a secas. Y no estoy yo como para hablar de David Bowie.

Reconozco que durante unos segundos se me ocurrió reírme de las timofónicas porque es la segunda vez que les ponen la piel de gallina. Además, que a mi chica le ha llegado una factura (una de unas cuantas) que explica todo este asunto de maravilla. Lo habláis con ella. Y, si no tenéis el gusto de conocerla, se chinchen.

Pues no. Hoy me apetece pontificar sobre un mito que ya ha dejado de ser un mito: el pijismo. Lo juro por Snoopy. Os lo dice un Borjamari.

El modelito
Todo el mundo (fuera del mundillo, claro) cree que los pijos se quedaron en los Noventa. Que siguen llevando Ralph Lauren, Lacoste o Tommy.
Ilusos ellos.
Ahora lo más es ir un punto más allá. Hackett murió al poco de llegar y tras la furibunda moda de llevar los polos "oficiales" del deporte del polo (alguien muy cercano a mí tiene toda la colección de recuerdo) y el poco éxito relativo de Fumarel y su facherío de banderita española al cuello, ahora se llevan cosas más "discretas" con las que pasar desapercibido, a saber:
- Chaqueta militarra con la que tener un puntillo de rebeldía inconformista. "Pero... em... ¡La chacha sólo me plancha las camisetas de Rusty!". Antes de esta moda se imponían las americanas de todo pelaje, especialmente si llevaban terciopelo (mmm, suave...) o estaban hechas de una muy socialista pana.
- Levi's es para pringaos. Si tienes parné te puedes permitir unos Dolce o, como mínimo, unos Diesel. Y, si no, puedes dártelas de alternativo y probar con los Replay.
- Camisas de Pedro del Hierro, Armani o, si eres un clásico imperecedero, a medida en Camiseros Madrid o Q-Ellos si no te puedes permitir muchos lujos.
- Camisetas a manta de todo tipo y condición. Los verdaderos pijazos se las dan de rebeldes perroflautianos capaces de venderse a sí mismos con tal de dejar a un lado el cliché del "ossea"... pero peregrinan cada primeros de octubre y marzo a cierta pequeña tienda del barrio Salamanca a por sus Scorpion Bay, O'Neill... y un largo etc muy surfero.
- Las Sparco crearon escuela en su momento, no antes de dejarte los callos con las Stan Smith y las Campus de Adidas. Ahora, como la moda es "cómo ser pijo sin parecerlo", triunfan de manera ya enfermiza las Allstar. Converse creía que se arruinaba pero algún lince (probablemente del departamento de márketing) supo sacarle el jugo adecuado a la vuelta de los ochenta.
- Zara arrasa. Y Mango. Y H&M. Y Pull&Bear. Luego no siempre se cumple la norma caro=pijo.

Vocabulario
Venga, hablemos en serio. No, lo digo de verdad. Nunca he oído sin que fuera de guasa lo de "osea te lo juro fíjate"... pero hay otras palabras clave del sector que me dejan igual de patidifuso:
- Patidifuso
- Gordi (¿¿alguien soporta esta palabra dicha con tonito estúpido??)
- ¡No! (contracción de "no me lo creo")
- Cualquier sinónimo con el que evitar decir palabras malsonantes (demuestra educación)
- Divino (apropiado por la comunidad gay, pero todo el mundo sabe que el sueño de las pijas es tener a un Jesús Vázquez en su vida) y todas sus variantes: "divine [divain]", "divino de la muerte"... que se mueran.

Te lo juro por la hierba que come el caballito de Ralph Lauren
Igual que un macarra nace así (que se lo digan a J. Dean, e.p.d.), a un pijo hay que moldearlo y pulirlo hasta convertirlo en la perfecta máquina engrasada y proto-opusina mundialmente conocido. Sólo de este modo se puede cumplir el cliché: pinta clásica, ademanes medidos, fachas "porquelodicenlosdemás" y falsos falsísimos.
Para ello es necesario años de duro aprendizaje sumidos en el sub-mundo que supone moverse únicamente por ambientes propicios (y nunca, nunca, salir de ellos o todo habrá sido en balde) que impidan al alumno descubrir que cualquier otra alternativa puede no resultar rentable a muy largo plazo, pero sí más divertida.
Que nadie se lleve a engaño, si todo el mundo no-pijo odia tanto a los pijos es porque tienen la vida resuelta y pueden preocuparse de otros asuntos menos trascendentes como ir a la última, estar en los sitios "in" y "must" o hablar deliberadamente mal.

Lo bueno del pijo es que tiene recursos suficientes para ir de cualquier otra cosa. Teniendo viruta puedes ir los lunes de rapper, los martes de indie, los miércoles de gafapasta, los jueves de heavy, los viernes de bakala (y, ya de paso, ponerte hasta el culo de todo), los sábados de freak...
... y los domingos, a misa.

¡Y que viva la Clicholución!

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