10 abril 2007

Universidad tercermundista

Me las veo y me las deseo para contenerme y no soltar los sapos y culebras que realmente me apetece exclamar.

Cinco años de mi vida -cinco, que se dice pronto- no han servido de nada a juicio de la muy noble Universidad Complutense de Madrid. De las más de treinta asignaturas que he aprobado con mejor o peor esfuerzo todos estos años... sólo aceptan convalidarme cuatro. Y no precisamente las que más costaron.

Esto merece su propio post en un blog en el que últimamente había dejado a un lado los temas "sociales" (de sociedad, entendámonos) para hablar de mis vivencias. El motivo bien lo vale.

Resulta que como vengo de una universidad privada y no exenta de cierto prestigio rancio, los baremos con los que se miden ésta y aquélla no valen lo mismo. A modo de sutil ejemplo, para poder entrar en la Privada me pedían una media de 7, un examen de ingreso y algún contactillo por si todo fallaba. Para la Complu, no hace falta más que un 5 pelado y rellenar unos papeles.

Me llamaron ayer (esa es otra, lo que tardan en resolver un contencioso como éste merecería un capítulo aparte, pero no tengo ganas de escribirlo) para contarme la funesta noticia. La primera reacción natural que me salió del alma fue jurar en arameo. La segunda, intentar tomármelo con humor: jo, macho. La tercera, una pregunta para mí mismo. Y ahora... ¿qué hago?

Hará un par de años hice la misma instancia para la Universidad Central de Barcelona. Exactamente con el mismo expediente. Allí, ocurría al contrario: eran sólo 2 o 3 las asignaturas que, oficialmente, no podían convalidarme. Con hablar con los profesores correspondientes se solucionaba todo. En este caso concreto, ¿tengo que hablar con treinta? ¿Todos ellos me la aprobarán? Seamos realistas, eso sería una quimera.

Reconozco que mi capacidad como estudiante dista mucho de ser la adecuada, y que rindo mucho mejor sometido a una responsabilidad diaria que cuatrimestral. Eso no quita para que en cualquier universidad española se pudieran dar facilidades a estudiantes que, como en mi caso, tuvieron que pasar unos años fuera por motivos extra-curriculares. Pero eso no importa. Sólo soy un número. Un dato estadístico.

Pelearé, claro, porque no se me pasa por la cabeza otra reacción. Seré tan ladino y picaresco como pueda. Entre otras cosas, porque no me sale de los huevos que me tiren todo lo que he hecho hasta ahora como si no valiera nada. Ahí queda dicho.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:10 p. m.

    Uuuyy! my friend...ya puedes armarte de infinita paciencia y sobre todo empezar a plantearte introducir en tu vocabulario la palabra resignación...porque los términos eficiencia y eficacia no caracterizan precisamente al ámbito universitario madrileño y muchísimo menos a su administración! MUCHA SUERTEE!!

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  2. Sí, eso empiezo a temerme y voy prevenido: llevo un libro de 1000 páginas para leérmelo entre cola y cola, una caja de valiums para no gritar a voz en cuello a la secre de turno (que no tiene la culpa de nada, la pobre) y en un bolsillo me guardo un enchufe por si, oh milagro, tengo dónde usarlo...

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