30 enero 2007

Sex in the city

Hoy en día, quien más quien menos tiene sus necesidades sexuales cubiertas. Los hay que se conforman con una o pocas parejas, es más, la media en España está en 5. Confieso que he tenido suerte y, con iguales dosis de cara dura y alguna velada amenaza, he conseguido alguna más, no demasiadas, pero tampoco es cosa de ponerse ambicioso.

Me llama la atención cómo hoy en día se busca por encima de todo el espíritu hedonista y desenfrenado con el que creer que aprovechamos la vida hasta las últimas consecuencias. No seré yo el que diga nada en contra, entre otras cosas porque nadie mejor que yo quiere seguir esas pautas, aunque...


¿Quién no se ha visto sorprendido, en mitad de un polvo con una semidesconocida, pensando en lo mucho que le apetecería ese momento con una persona más... especial? ¿Cuántos no han perdido la mirada en un punto infinito ensoñándose con situaciones idílicas con esa persona que está por llegar? Por otro lado, ¿quién no echa de menos salir de caza por las noches? ¿Quién, estando con su pareja, no ha mirado de soslayo un cuerpo bonito y lo ha deseado? Ambas situaciones opuestas pueden ocurrirle a la misma persona en un margen de tiempo tan escaso como un par de meses. Deseamos lo que no tenemos, esa es la cuestión. Y no sabemos valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos. Es ley de vida.

Mientras tanto, alrededor nuestro crece una potente industria, un verdadero lobby sexual en el que alguien es alguien por haberse follado a un tertuliano, famosete, aspirante a chupacámaras y putas de lujo. Hablando de putas... ahora hasta las actrices porno venden sus cuerpos por unos miles de dólares... ¿alguien se anima? Que nadie ponga el grito en el cielo, no conozco a nadie que no haya querido tirarse alguna vez a Jenna Jameson o a Nacho Vidal, incluso pagando si hacía falta. Y las putas existen porque hay gente dispuesta a pagar por sus servicios. Desde 30 hasta 600 euros, miles de chicas se venden cada día, y miles de hombres babean tras ellas.

Que los hombres pensamos con la polla es un hecho contrastado. Que las mujeres usan su cuerpo para sacar tajada, otro. Que todo parece mantenerse en un delicado equilibrio, también. Los unos están contentos y las otras, las más y las menos, también. Total, mientras no sobrepase ciertos límites...

Sado, Lluvia, copro, zoofilia, necrofilia, paidofilia, incesto, fetichismo, travestismo... son submundos en los que todos nos echamos las manos a la cabeza y ninguno lo ve como algo socialmente aceptable, y sin embargo... ¿cómo es que existen lugares donde, aprovechándose de la oscuridad y el hermetismo, cualquiera puede liberar sus verdaderas fantasías? Nadie se ve capaz de follarse a una adolescente pero todos los hombres nos rompemos el cuello cuando una pasa por nuestro lado.

Si somos tan hedonistas y liberales como pretendemos, si legalizamos el matrimonio gay y nos parece moderno y trendie tener al menos un colega que entienda... ¿por qué no legalizarlo todo? ¿Por qué unos tienen más derechos que otros? ¿Por qué Cletus no va a poder casarse con su hermana? ¿Y por qué Ricardo III no iba a poder legalizar su situación con su caballo, por el que estaba dispuesto a dar "su reino"?

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