03 diciembre 2007

Vendetta

"No mates a un madero o tendrás a todo el cuerpo detrás y no pararán hasta darte caza". Es uno de esos tópicos de las películas con las que mantener a raya a los choris de turno. Si disparas a un policía, no sólo te cargas encima con el lógico delito, sino que además tienes el dudoso honor de convertirte en el más buscado... y el más odiado.
Por otra parte, es bastante lógico.

Los cuerpos de policía (en realidad, todos los cuerpos públicos que implican riesgo físico) funcionan como entes cerrados que se protegen entre sí y conviven como una gran familia. Si uno sufre, todos hacen lo que pueden por ayudarle. Si alguien se encuentra metido en un lío, más de uno y más de dos se las verán y se las desearán para sacarle del apuro, aunque sólo sea por el consabido "tú habrías hecho lo mismo en mi lugar" o el castizo "hoy por ti, mañana por mí".

Ayer, tres digamos-que-poco-menos-que-escoria se cargaron a uno, probablemente dos en horas. No hay mucho que decir sobre basura que otros no hayan dicho ya.
Yo aprovecho este espacio para decir lo que muchos piensan hoy, en voz muy queda, que mañana olvidarán en cuanto las aguas vuelvan a su cauce tranquilo (según quiénes) y tengan otras preocupaciones en la cabeza: los regalos de Navidad (¿habrá este año?), la hipoteca, los precios, el jodío nacionalismo tocapelotas. Tan humano es sentir dolor, pena, odio y rencor como abstraerse con la cotidianeidad de lo inmediato con inusitada facilidad. No es nuestra movida, no eran personajes cercanos. Terminaremos olvidándolo antes o después, al menos hasta que alguien vuelva a morir. Nadie podrá achacarnos culpa alguna, en ningún lugar se nos podrá reprochar que nuestras prioridades se centren en nosotros mismos, en aquello que se nos echa encima y que sólo nosotros podremos afrontar. Viviremos ajenos al miedo y al dolor, nos compadeceremos como los que más por los que han sufrido esta pérdida inútil, vil y cobarde, pero nadie se compadece de nuestros problemas ni desaparecerán porque creamos que algo más grande merece más nuestra atención.
No, ya se enfriará...

... pero aún estamos calientes, todavía se nos permite decir ciertas cosas sin que suene bárbaro. La hora de la mesura y la cordura todavía no ha sonado y por eso, puedo permitirme ciertas licencias. No borraré este post ocurra lo que ocurra. Avisados quedáis.

Decía, pues, que un argumento manido en las películas es ese de no matar al poli por lo que pudiera pasar después. En estas circunstancias, me consta que todo el cuerpo de la Guardia Civil está que se las ve y se las desea para pillar a esos tres despojos ("ya están muertos aunque aún no lo sepan, son cadáveres andantes"... ¿de qué película me suena?) y no precisamente con ganas de no armarla. ¿Recordáis a aquel mierda que se cagó encima en cuanto le trincaron? Estos, probablemente, ya se lo están haciendo todo encima: vayan donde vayan, estén donde estén, no evitarán una sombra verde por el rabillo del ojo.

Me vienen a la mente sucesos nada agradables que forman parte de un triste y oscuro pasado. Lasa y Zabala. Intxaurrondo. Galindo. ¿Pensáis realmente que esto no puede volver a suceder? Muchos tendrían que refrenarse seriamente, muchos mandos tendrán que saber imponerse a la rabia y las ansias de revancha, al primarísimo espíritu del ojo por ojo.
Fueron tres, dos y una. A uno lo matarán en el acto. Al otro lo dejarán tan jodido que se pasará lo menos tres días en coma antes de morir. En cuanto al que quede (sea ella o él), mejor no querer saberlo. ¿Será justo? ¿Será lo que merecen? Doblemente sí, por esta rabia maldita del momento. En cuanto pase el espíritu indómito con el que la Humanidad ha crecido y se ha desarrollado, vendrá el novísimo (porque hasta hace un par de siglos era sencillamente inexistente) espíritu concilador y se pedirán gestos que "no aviven el fuego" ni convierta un hecho en todo punto vomitivo en una espiral de sangre. En otro momento, no me cabe duda, podré estar de acuerdo.

No ahora. De ningún modo.

Ahora sólo puedo clamar al cielo por tamaña injusticia. Ni una sola idea vale una vida, ¿os suena? Claro, no hace tanto dije algo parecido. ¿Sabéis por qué es tal injusticia? Porque uno (tal vez dos) han muerto en vano. Ni unos conseguirán lo que quieren, ni los otros les recordarán. Incluso habrá oportunistas que se suban al carro y se las puedan dar de políticamente correctos... o miserables merecedores de toda clase de malfarios por su torpeza inigualable: ¿a qué estúpido jefe de prensa catalanista se le ocurrió lamentar el "atentado"* por "quitarnos las portadas" a cuento de una estúpida manifestación identitaria? ¿Querría ese mismo jefecillo haber estado en el lugar del Guardia Civil muerto, para que así las portadas que se ha perdido al menos hablaran de él? Algunos ya ni siquiera se molestan en ocultar sus verdaderos rostros.

Diría algo así como "qué país". Pero en esta ocasión no es culpa de España. Somos nosotros los culpables. El egoísmo humano, tan nuestro, tan íntimo, tan intrínseco a nuestra personalidad que ni siquiera podemos decir otra cosa que mostrarnos a la defensiva y asegurar que "el mundo sigue girando".

Es posible. Yo también soy humano. Yo también olvidaré. Pero el mundo ya no gira para un par de personas. Y eso, al menos hoy, no pienso pasarlo por alto.

*Juro que he leído esta repugnancia en Público (nada sospechoso, precisamente) esta mañana.

1 comentario: