11 diciembre 2007

El Negro y el Casi Santo

¿Qué será lo que tiene el negro que me gusta tanto?

En Esquerra están tan necesitados de nuevos seguidores que ya no se conforman con los hijos acomplejados de los charnegos y los sharperos necesitados de algo más que fachas a los que combatir. Para que en marzo no se lleven una desagradable sorpresa han rebuscado por toda Cataluña hasta encontrar a los cuatro o cinco freaks con los que relanzar su producto y hacerlo más atractivo: su nuevo eslógan de campaña podría ser "Ahora ya no sólo somos pueblerinos. ¡Ya somos pueblerinos multiétnicos!¡Mul-ti-ét-ni-cos, senyors!".
Ya me imagino al amigo José... perdón, Josep Lluis dando saltitos de emoción hasta la China Popular.

Esto me recuerda una historia que me contaron cuando aún era un pajillero adolescente sin nada que afeitar. Por Chamartín circulaba un negro de dos por dos metros rapado, con Doc Martens y una bomber Alpha en la que tenía cosido un parche en la manga izquierda. Si tenías la muy mala suerte de estar demasiado cerca de él, probablemente leerías lo que había cosido en ese parche: "Dios, perdóname por ser negro". Sí, amiguitos, era el archi-famoso Negro Nazi del barrio.


Pero pasemos de provincianos y movámonos al mundo del deporte. El Casi Santo ya tiene equipo. Es una primicia que ha copado portadas y comentarios de barra y carajillo los últimos meses y, parece, el culebrón ha llegado a su fin... ¿no? Pues no. Los siguientes comentarios extraídos de diversas fuentes amplían el debate a otros entornos:

"Fernando Alonso no paga impuestos en España porque vive en Suiza. Tanto presumir de españolismo pero toda la pasta para él".

Y antes vivía en Oxford. Y antes, en Oviedo y entonces nadie le discutía nada. Ahora resulta que la españolidad se mide por la cantidad de impuestos que pagas. Es evidente que con lo que gana el Casi Santo ya puede crujirle la Hacienda Pública que seguirá teniendo el riñón muy bien cubierto... ¿y?
En esta vieja tierra de toros y pandereta quien más quien menos se busca la manera de escaquear unos duros al Estado. Fernando Torres no paga impuestos en España. Cualquier españolito que no viva aquí, tampoco. Picasso vivió en París y murió allí. No pagó un duro a la caja pública española porque cuando emigró no tenía ni para pipas... repito, ¿y?

Sospecho que los que así piensan se ven llevados más por una insana envidia que por un razonamiento lógico. A fin de cuentas, lo que hace podría hacerlo cualquiera, ¿no? Es decir, correr lo que se dice correr mucho, aquí se corre. Habría que verle frateando por autovías atestadas para no bajar de 140 y hacer buena la media. ¿Os lo imagináis diciendo "Madrid-Valencia en 2 horas" y el colega diciendo "Oooh, no sé qué decir, si qué tío o qué gilipollas"? Si la respuesta es sí, no lo dudéis, es español por los cuatro costados.
Sería sin duda épico y merecedor de toda clase de honores -mucho mejores aún que dos campeonatos del mundo- si superara el récord de pirulas en poder de los taxistas madrileños catalanofóbicos... ¡eso sí que es demostrar españolidad! O bien podría hacer como Schumacher y hacer de taxista un rato. Podriamos considerarlo "trabajos en beneficio de la comunidad"...
Veríamos de qué pasta española está hecho cuando le pare un picoleto y discuta con él acerca del concepto "adónde íbamos con tanta prisa" o filosofar sobre "qué elementos necesita un hombre para poner multas y... ¿los papeles del seguro? ¡'Amos no me jodas!"

Otro clásico comentario, esta vez promovido por un verdadero luchador de la causa obrera y proletaria:

"Esto no es noticia, el capital y sus adláteres nos anestesian con estos cuentos para que podamos desviar la vista hacia los verdaderos problemas de la Humanidad".

Eso es evidente... ¿verdad?

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