30 agosto 2007

Nada que perder

"Nunca ataques a un hombre sin nada que perder, porque se defenderá con la fuerza de diez hombres", dijo el rey Agesilao II de Esparta hace 2.400 años.

Un día como hoy te levantas y te das cuenta de que aquello que llegaste a considerar el pilar fundamental de tu vida no es más que hierro retorcido y madera podrida.

Hoy me he sentido traicionado. Se me ha caído una venda que llevaba atada cubriéndome los ojos demasiado tiempo. Tanto que, al verme libre de ella, soy incapaz de pasar un momento sin echarla en falta. Nunca creí que un día, como el que estoy viviendo en estos momentos, todos aquellos a los que alguna vez llamé "los míos" hayan dejado de serlo para convertirse en extraños, seres a los que no puedo mirar con otra cara que no sea desconfiada, dispuesta a esperarse cualquier reacicón, buena o mala, incapaz de concebir por más tiempo que todo volverá a la normalidad alguna vez.

No podrá ser, porque la carcoma se ha instalado en mí dispuesta a formar una colonia abundante.

Varias ideas cruzan raudas mi cabeza, instando a que me decida por una de ellas. Algunas son duras, otras extravagantes, las más producto de mi sed de venganza... por haber, hasta las hay que están dispuestas a permitir que me haga daño a mí mismo. Esas son las más peligrosas, son las que provienen directamente de la parte rota de mi corazón, rugen desde las quebradas de mi alma. No me dejarán de recordar por qué sucumbieron y qué causas provocaron su muerte prematura.

Hoy, dos personas a las que tenia en la más alta estima han caído bajo el inconmensurable peso de la mentira y la incoherencia, la rabieta y el desaire. Es por tu bien, me dijeron. Así aprenderás. Algo aprendí, distinto a lo esperado. Ni por asomo creí entrever que en mí se darían las circunstancias necesarias para que fuera capaz de renegar de todo aquello que me identifica, a estar dispuesto a romper con las dos personas que me dieron la vida que hoy disfruto con gusto y disgusto. Ni que entre varios quisieran darme a entender que no valgo todo lo que debiera. Que no basta con ser como soy ni haber logrado todo lo que he ido acumulando a lo largo de mis 26 años porque, por desgracia, hay estigmas que nunca me abandonarán y que me convierten en un "piernas", un ser inferior al que mirar con iguales dosis de conmiseración y desespero.

Ya hace tiempo había decidido poner fin a la vida en común con los viejos y marcharme a vivir mi propia vida lejos de su área de influencia. Había buscado medios y maneras de lograr que el sueño se convirtiera en realidad antes que después. Estuve dispuesto a renunciar a muchas cosas con tal de conseguir mis propósitos. Sigo estándolo. Sigo buscando. Sigo decidido. Sin embargo, ahora existe un pequeño matiz que distingue mi antes de mi ahora:

No tengo nada que perder.

1 comentario:

  1. Anónimo7:25 p. m.

    No sólo vales más que cualquier otra persona que haya conocido antes...sino que vas a llegar donde quieras.Eres increible, luchador, inteligente como tú solo( nadie me habia hecho sentir "tonta" antes jajaja),trabajador, honesto , noble,valiente...la envidia abunda.Cuando alguien tiene una vida triste e insulsa, necesita hundir a los demás xa sentirse mejor consigo mismo...Sabes quien eres, y lo q puedes llegar a ser.TQ

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