24 abril 2012

La Gran Broma

Estamos, según las últimas noticias, al borde de lo que llaman "situación de rescate" o "recesión" y muchos se echan a temblar. De esos muchos temblorosos, la mayoría no sabe por qué tiene que tener miedo y otros sencillamente lo hacen por puro seguidismo. Sólo unos pocos saben genuinamente qué motiva ese pavor: no será su preocupación por usted y yo.
La cosa está tan mal que ya se habla sin tapujos de copagos, recortes a troche y moche, adelgazar lo que una vez fue gordo... ¿adelgazar lo que una vez fue gordo? Los obesos mórbidos pueden estar tranquilos, a ellos no se les tocará un gramo de grasa mientras haya otros que puedan sostener el golpe.
Es decir, ¿por qué va un parlamentario a sacrificar su coche oficial o las dietas que le dan para vivir en el Palace, pudiendo hacer que un jubilata pague 5 euros por sentarse en la habitación del hospital donde está ingresada la parienta? El viejo no sale en los periódicos. El viejo no paga las publicidades de los periódicos.

El Cuarto Poder ha muerto, ¡viva el Cuarto Poder!
Pero tranquilos, que no me pondré conspiranoico ni me echaré al monte. Prometo ser comedido en la medida en que la situación requiere un repaso de los hechos, sin más añadiduras.
Todos somos ya viejos conocidos. A pocos les puede sorprender que los periódicos se venden con carga ideológica incorporada. El País es 'socialdemócrata', El Mundo 'liberal', el ABC y La Razón andan de tortas por ver quién es más monárquico y meapilas y a Público le hubiera gustado que hubiera más nostálgicos de la república en España (pero no los hay). Así que cada cuál mira por sus intereses y se olvida de la función que cumplen. ¿Informar? Nah. ¿Veracidad? Según interese, si es amigo o enemigo. ¿Destapar escándalos? Huy, no me meta prisa, amigo, que tengo facturas que pagar.

Tampoco ayuda que la democratización de internet y la comunicación en general sea propicia para difundir cualquier bulo imaginable, por delirante que pueda parecer. Hace nada aterricé en un blog que juraba y perjuraba que lo de al-Assad en Siria, la guerra civil, los bombardeos, los miles de civiles masacrados... ¡todo mentira! ¡Un hoax de Occidente para tener la excusa perfecta para invadir otro país árabe! ¡Si en realidad no pasa nada y la gente camina por Homs con toda la calma del mundo, hombre ya!

Pero nos gusta VEF y nos gusta Sálvame y nos gusta Gran Hermano. Nos gusta que cualquiera pueda ser cualquiera detrás de una pantalla y que podamos tirarnos trastos a la cabeza. Nos gustan los trolls y los iluminados porque nos salpimentan un día de por sí soso y predecible. Les aplaudo.

El vil populacho
Como ciudadanos rasos, súbditos si algunos lo prefieren ahora que el Rey tiene pitopausia, no sabemos gran cosa más allá de lo que podemos ver a nuestro alrededor. Los precios suben, los impuestos suben, cuesta más vivir y tampoco hay grandes esfuerzos por que se nos pague del mismo modo, lo que hace que se nos ponga todo bastante cuesta arriba. Pero nada sabemos de por qué algunos tienen que comerse todo el marrón y otros no sueltan sillón ni así se esté quemando.
Me sorprende, de veras, que antes de pensar en recortes del tipo 10.000 millones de nada en Sanidad y Educación a ninguno de esos lumbreras se les ocurriera suprimir cargos duplicados o bajarse un sueldo que no gastan.
_¿Cómo dice? ¿Bajarme el sueldo? ¿Muá?
Pongamos que, simplemente, es usted capaz de ir al trabajo a pie. O en moto. O en un alarde demagógico y populista, en metro.
_Pero, ¿y mi seguridad?
Ahí nos atrapan. No queremos que ningún pobre hombre muera o sea secuestrado. Y si no es la seguridad es el incentivo de servir al Estado en vez de a la empresa privada, que paga más y más pronto. Y si no es la pasta es la erótica del poner "Ministro" en las tarjetas de visita. Y si no es ambición es porque no saben hacer otra cosa. Sea por lo que fuere, ellos no se privan de nada.
Mientras, el vil populacho, la villanía, se las tiene moradas con el día a día. No es vil populacho el que se desvive en montar manifestaciones y huelgas, en salir a la calle a protestar por "su" cosa. "Su". No "nuestra", el resto que se busque la vida o pida hora para ponerse delante del Ayuntamiento con la pancarta.

Ahora que el PP es el que manda (y de qué manera) a los del PSOE les ha faltado tiempo para ponerse detrás de la barricada. De repente, es como si nunca hubieran estado los últimos 8 años mareando perdices. ¿Y por esto les pagamos dinero, damas y caballeros? ¿Para esto les mantenemos a un nivel poco comparable al de un tipo medio?
_Pero son los que nos defienden de los recortes.
Por favor. Por favor. Por favor. Estamos aquí hablando en serio.

El Problema. El de verdad.
Supongan que algo no les gusta. Imaginen que hay algo, en alguna parte de su vida cotidiana, que no está todo lo bien que podría estar. Ahora, en un alarde titánico de imaginación desbocada, véanse a ustedes mismos escribiendo a su representante electo pidiéndole explicaciones y que él esté obligado a responderle. ¿Ha sonreído? ¿Durante un momento mágico ha sentido ese cosquilleo de sentirse útil para algo más que para sí mismo?
Voy a quitarle el chupete: nadie está obligado a responderle a usted, simple contribuyente, don nadie, anónimo número de la Seguridad Social. Además, se lo voy a quitar de golpe: usted no tiene un representante electo al que escribir. Nadie, repito, nadie tiene que responder ante usted.
La "fiesta de la democracia" es un domingo cada 4 años. Ese es todo nuestro papel. Ahí acaba el poder del populacho (si es que es un poder).

Comprendo que todo gobierno tiene una hidden agenda (LOGSE: cosas que tú no tienes por qué saber, pringao) pero por mucha información que manejes, si no tienes nada que hacer... ¿para qué te metes? Si así son las cosas, si resulta que no puede tocarse nada, cambiarse nada ni suprimirse nada, ¿a cuento de qué les estamos pagando que no tengan que preocuparse por trabajar el resto de sus vidas? Oh. Un momento...
_Exacto. Bienvenido a la Gran Broma.

La Gran Broma
La Gran Broma consiste en que te mates a trabajar en lo que sea y por cuanto sea, no importa si es lo que te gusta o no, y vayas pagando tus impuestos. Vive bien o malvive, no importa, pero sólo preocúpate de ti mismo. No mires al de enfrente si no es con envidia o rencor. Acumula todo lo que puedas. Rodéate de cosas que digan que eres alguien. Deja de preocuparte si dentro de ti sigues creyéndote nada, no importa: todo el mundo alrededor cree lo contrario y eso es lo que nos gusta que piensen de ti.

Mientras tanto, deja que nosotros nos turnemos en el poder. Deja que nos repartamos el mayor pastel de todos y vivamos a sus expensas. No nos mires, no estamos aquí. Como somos muchos (y cada vez más) tenemos que duplicar o triplicar los cargos para que los nuestros tengan también su trozo de tarta. Así que creamos autonomías que no sirven, diputaciones que no sirven, senados que no sirven, ayuntamientos de pueblos de 100 personas que no sirven... pero que diremos que lo necesitas y hay que pagarlo. Sigue a lo tuyo, majo, y comprueba que lo que hacemos es bueno también para ti.
Lo que nunca sabrás es cuánto podríamos hacer. La de facilidades que podríamos concederte. Por poder, es físicamente posible manteneros siempre que consigáis suficiente pasta de fuera. En serio: no tendrías que preocuparte de una hipoteca, ni de gastos como agua, luz o teléfono. Podríamos dártelo gratis pero, ¿por qué hacerlo si quieres pagar por ello? Tu estatus depende de ello, así que gracias a que necesitas hacer creer a todo el mundo que eres un pez gordo nosotros podemos ocuparnos de conseguir todo eso para nosotros mismos y dejarte a ti en la estacada si las cosas se ponen feas. Y no te quejes: lo quieres así.
_¡Mardito capitalismo!
No, damas y caballeros, la Gran Broma está mucho más al fondo. Si consumismo o capitalismo son algunos de los teatros donde se mueven las marionetas, la Gran Broma es la ciudad que alberga los teatros.
La Gran Broma no discrimina si es útil: sostiene y jalea 'paraísos' comunistas en todo su esplendor y genuinez. No escatima teocracias ni dictaduras. No desestima que la gente se mate por ideas o religiones. La Gran Broma trasciende todo eso porque, por encima de ideologías o dioses, siempre hay algo mucho más sagrado: tú mismo.

Quieres comer en Horcher. Quieres dormir en Moustique. Quieres viajar en un Gulfstream y que te recoja un Aston Martin conducido por la última conejita Playboy. Y quieres que eso sea algo al alcance de unos pocos. Que signifique que eres alguien que está por encima de la masa. Lo necesitas, seas marqués o sindicalista.
Tal vez quieres que tu nombre sea cantado por masas enfervorecidas, que te citen como a un dios, que escriban libros y libros y libros sobre ti analizando cada cosa que hiciste. Que miles te vean como un ejemplo a seguir y que estén dispuestos no sólo a morir sino a matar por ti.
Quizá pienses en un más allá y te sientas como un profeta. A lo mejor querías ser la estrella del equipo.
El que tenía la última palabra. Aquel al que mirar con adoración y cierta envidia. No te avergüences: lo sabemos. Lo entendemos, ¿cómo no hacerlo si somos nosotros los que queremos que sea así? Porque mientras tanto nosotros podemos seguir siendo la sombra que vive a tus expensas. No te robamos mucho, no somos entes desconocidos ni poderes oscuros y ocultos: nos mostramos tal y como somos. Dejamos que te acerques a nosotros y te vean con nosotros porque es parte del juego: nada impone más que comer con un Ministro. Nada da más poder que el poder mismo.

Nos interesa tu bienestar lo mismo que un calamar: no va con nosotros porque ya lo tenemos, gracias a ti. Nos pagas lo que nos queda de vida para que resolvamos cosas, pero no lo hacemos, vamos, ¿quieres dejarnos sin trabajo? En lugar de eso creamos nuevos problemas para que sientas que dependes de nosotros. Inventamos nuevas necesidades para justificar que estamos donde estamos y que somos necesarios. Mientras tanto, tú sigues pagándonos sueldos cada vez mayores porque nosotros tenemos que estar ahí donde todo el mundo querría estar. Somos la referencia, lo que determina hasta dónde estás dispuesto a llegar... o eso es lo que te decimos para tener nuestras fiestas. Que tú pagas.

El momento
Desde no hace mucho a nosotros nos ha dado por pensar. Se nos ocurrió discurrir que si la clase política no era la solución quizá fuera porque son parte del problema. Ya ha ocurrido antes y las respuestas, por conocidas, no dejan de ser eficaces.
Nos ignoran.
Se echan las manos a la cabeza y gritan. Señalan al adversario y le afean todas las conductas imaginables. Si es posible, añaden dramatismo e hipocresía para que los de enfrente se enerven y repliquen a su vez. El populacho, mientras, toma partido por uno y otro. Los trastos vuelan de una cabeza a otra, las reacciones provocan más reacciones hasta que olvidamos por qué estábamos discutiendo si no es para seguir haciéndolo. Fin del problema y más fiestas para ellos.

Hagan la prueba, una vez más si lo desean. Pidan que el Congreso se reduzca el sueldo a la mitad y que se prohíban las pensiones vitalicias de los ex-políticos. Consigan que 500.000 ciudadanos concienciados apoyen la Iniciativa con sus firmas. Llévenlas a la Mesa del Congreso. Esperen... esperen...
_¡Ah, qué asco los del partido de enfrente! ¡Mira lo que han hecho!
_¡Pues no digamos vosotros, que sois unos golfos! ¡Periódicos, asistidme y llenad vuestras páginas con esta última bronca!
_¡Nosotros, del partido minoritario, también metemos bulla!
_Y nosaltres també!
_¡Buuu! ¡Mirad nuestros dedos!
Y para que la Gran Broma siga, alguien tiene que meter el dedo en la llaga. Alguien que no sea muy de arriba pero que tampoco sea un don nadie en el poder. Tal vez un presidente autonómico, o presidenta.
_Pues la verdad es que tampoco es ninguna tontería lo que piden, podríamos seguir viviendo de pelotas a pesar de todo.
Cobertura inmediata de todos los medios afines. Debates televisivos sobre las palabras pronunciadas. ¿Parece el principio de algo bueno? Nada de eso: se trata de dirigir la discusión al terreno conocido. "Nos está atacando, ¿quién se ha creído que es?". "Este señor o señora no tiene ni idea, se lo ha inventado todo". "¿Inventado, dice usted? Usted sí que no tiene ni idea, ¡peléese conmigo ahora!". "¡De acuerdo, me pelearé con usted!". Aquello ya no es noticia y sí la gran pelea que dos partidos han retomado donde lo dejaron la última vez. Sólo que no es una pelea de verdad. Es una broma. La Gran Broma.

¿No ríen?

No hay comentarios:

Publicar un comentario