09 diciembre 2008

Emociones

No soy un tipo sabio por decir que las emociones son complejas. Tampoco estoy descubriéndole la pólvora a nadie si digo que cada persona es un universo diferente en cuanto a ellas. A partir de ciertas edades y ya con una parte del camino recorrido, existen obviedades por las cuales no siempre hace falta pasar, por mucho que nos empeñemos en olvidar dónde estamos y qué somos, especialmente en los momentos en que más necesitamos localizarnos.

Sin embargo, es precisamente lo más evidente lo que más cuesta ver. Sobre todo cuando buscas. Porque no hay nada en el mundo que pudiera impedirte esa búsqueda de lo que echas en falta, ni siquiera cuando te obligas a ti mismo a mirar para otro lado y jurar que no, que no lo necesitas, que puedes pasar sin ello.
No hay un tema central que determine ese algo que encontrar, pero cuando has pasado tus ojos por estas líneas sabías de qué estoy hablando. Quizá sea un secreto a voces que no puedes ocultar, quizá sólo tú sepas ponerle imágenes a estas palabras y fabricar un sueño hecho a tu medida que le da sentido a eso de que la esperanza es lo último que se pierde. O tal vez no.

Heme aquí un día en el que debería estar en otro lugar haciendo otro tipo de cosas, tras haber pasado el puente encamado -a solas con mi corte de digestión- y dándole gracias a los hados por haberme traído a Juno, que es buena compañía cuando la fiebre causa estragos.
Y en un día como el de hoy trascienden muchas cosas en el filtro incuestionable del relativismo, quedando tan sólo lo que realmente pesa en una balanza al final de la existencia.
Por ejemplo, las emociones. Aquellas que han ido marcando el camino de tu vida, dejando un poso imborrable en lo que tú representas, eres y serás.
Decimos que los incapaces de sentir son enfermos. Psicópatas, misántropos... eso debería darnos una pista sobre la importancia que como especie le otorgamos a algo que, por el momento, sólo nosotros disfrutamos pero que, quizá por ese motivo, no siempre sabemos comprender.

Escucho a Deadmau5 y siento cómo mi alma se dispara, quiere escapar por la punta de mis dedos en todas direcciones, cómo mi respiración se acelera embrutecida y mi cuerpo suplica movimiento, abriendo los brazos y alzando la cabeza con los ojos cerrados para dejar que el sonido entre en mí y me devore por completo mientras un escalofrío recorre mi espalda y se extiende por todas partes. Gran tema, Clockwork.
Gran parte de mi emoción está en la música. Quizá por eso me gusta todo lo que es capaz de sacar algo de lo más hondo, sea jazz, sea house o sea thrash metal. Aunque cuando realmente sufro verdaderas catarsis es a la hora de escuchar una banda sonora que sabe acompañar una escena. Ahí es cuando realmente lo doy todo.
Ese tipo de canciones pensadas para acompañar imágenes, que transmiten un caudal de sensaciones que recorren tu espalda en una prolongada descarga de felicidad, placer, alegría, entusiamo, euforia, que te impulsa a llorar, a reír, a correr en pos de la muerte a lomos de un caballo sin riendas hasta las puertas del infierno... o simplemente a sentir aquello que no nos es dado a experimentar en el día a día: piedad, compasión, ternura, empatía.
Muchos lloran en escenas cargadas de sentimentalismo. Es un detalle importante, puesto que llorar es el gesto último de la emoción humana, sea de alegría, sea de impresión, sea de miedo o de dolor.

Tengo para mí, un ser frívolo que irá a pasar la eternidad en el Hades -sarna con gusto no pica-, que hablar de algo tan irracional y aleatorio intentando un mínimo de cabalidad es tarea difícil. Pese a serlo, nadie permanece indiferente, nadie con auténticos problemas se siente incapaz de traducir mis palabras en recuerdos, en momentos vividos con esa intensidad que añoramos otras veces. Cada uno sabrá buscar aquél instante que da sentido a lo que digo. Porque no hay nada en este mundo tan individual y tan íntimo como las emociones.
Nadie puede exigir a otro que sienta lo que no siente. Se trata de una premisa incuestionable que no siempre sabemos aceptar, especialmente cuando pintan bastos o el desengaño asoma por la puerta de atrás. Quizá por eso tienen su propia magia, por no estar al caprichoso arbitrio de cualquiera.

Un golpe de bombo. Un sonido grave y profundo que retumba en las paredes de los oídos y remueve algo en las entrañas. Un toque de atención preciso que basta para desatarlo todo.
Emociones.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:34 p. m.

    Se define la Emoción como el estado o la reacción subjetiva al ambiente, acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influida por la experiencia y que tiene la función adaptativa. Se refieren a estados internos como el deseo o la necesidad que dirige al organismo. Las categorías básicas de las emociones son: miedo, sorpresa, aversión, ira, tristeza y alegría.
    Através de las emociones ( comunes en todos los animales) el hombre ( ese otro animalillo dotado de alguna que otra gracia entre tantas desgracias) tiene la capacidad, no siempre aprovechada, de otorgarle significación a éstas,traduciéndolas así en sentimientos.Éstos sí; patrimonio único de la humanidad.

    Pero los sentimientos son algo más que la interpretación del neocortex de una emoción,o almenos deberian serlo..

    Otra de las cualidades que les otorga(ría) una dimensión especial sería la posibilidad de compartirlos y tratar de, en un intento más de comprenderlos y explicarlos,darles nuevas formas más allá del significado consciente y abstracto..Vease los sentimientos que toman cuerpo en una piedra esculpida a golpe de emociones no siempre "traducidas", o de unos dedos estrellando su fuerza contra unas cuerdas o teclas..los giros incansables que puede dar una muñeca para lograr el trazo adecuado, y la justa intensidad..

    Todas las expresiones artísticas son respuestas buscadas a delirantes emociones que a veces se derraman en tales instantes de belleza sin haber llegado incluso a pasar antes por la razón!

    Pero unas y otras sólo tienen sentido si "otro" puede darles sentido..ese u otro..pero alguno.Con tal de saber que en algún lugar, en algún momento, alguien también le dio significado a nuestra emoción.

    Compartirlas nos hace humanos, vulnerablemente humanos, vivos y expuestos.Frágiles pero acompañados.

    Tú buscas tus propios giros de muñeca, tus golpes en las cuerdas de la vida,otros oirán cómo suena, observarán el color que resulta..Sentirán que tú lo sientes si les dejas participar de tu significado.

    Recuerda que siempre habrá alguien que en algún lugar, en algún momento le de sentido a tus emociones

    un abrazo...

    ResponderEliminar
  2. Anónimo12:47 p. m.

    Quizás las metáforas, y las acotaciones más precisas o fundamentadas las dejemos sólo para el autor...

    Bastaría un simple :" Yo te comprendo, a veces, y también a veces te quiero"

    No sé si es demasiado literario..o elaborado.Complejo quizás?

    "Compartido" queda

    ResponderEliminar