12 abril 2008

Obsesión

Pocas cosas hay más chungas para un espíritu revestido de falsa seguridad y confianza como encontrarse con un obstáculo persistente y tenaz en tu camino plagado de rosas, vino y sexo. Como cuando te resistes a aceptar que el camino recorrido por ciertas personas a tu lado terminó mucho antes de lo que a ti te gustaría y con un final demasiado repentino y tajante como para admitirlo.
Para cuando quieres darte cuenta, lo que empieza siendo una mera cuestión de orgullo termina degenerando en una enfermiza obsesión.
Maldita, maldita obsesión.

El caso suele presentarse de modos muy similares: conoces a alguien. No es nada del otro mundo, no tiene un elemento esencial que aporte a tu vida. Es una persona anodina, del montón. Quizá atractiva, quizá inteligente, quizá ambas cosas. Conforme os vais conociendo y descubriendo secretos e intimidades, reconoces cierta afinidad que nunca antes habrías creído. Empiezan las películas mentales, cómo será, qué le gustará, por qué, cuándo, de qué manera, ¿es realmente como me la estoy imaginando? ¿Tan... interesante?

De las palabras pasas a los hechos en apenas un suspiro, casi sin darte cuenta. ¿Cómo fue? ¿Algo que dijiste? ¿Algo que dijo ella, tan sutil e indirecto que cualquiera sabe si parecía lo que no es? Da igual. Llega el momento de la tensión sexual: miradas a los ojos y a los labios de manera furtiva, sin saber qué decir, con un rictus sonriente e impaciente asomando por la comisura de los labios.
Y entonces ahí estáis, devorándoos con los ojos y las bocas. Y claro, ocurren cientos de cosas. Decenas de caricias, docenas de jadeos, puñados de mordiscos y lametones, paletadas de embestidas y, con suerte, dos o tres momentos cumbres...
... luego, el silencio.

Quizá no fuiste la opción que creías ser. No supiste ser tan bueno, o mejor aún, tan malo. No debiste dejar entrever que aquello te ha gustado y que, cuando algo te gusta, sueles querer repetirlo. Que a ti eso de dejar las cosas en su mejor momento para no vivir la cuesta abajo te parece una gilipollez, pero no todo el mundo comparte esa teoría.

Te vuelves loco intentando adivinar por qué no te contesta nunca. Por qué está, pero no para ti. Ella no lo sabe, claro, porque pese a todo intentas parecer distante e intermitente, odias parecer pesado e insistente. Odias pensar que la necesitas, aunque sólo sea por una mera cuestión de egos. Pero morirías por una respuesta, bastaría un simple y eficaz "ya no me interesas" que duele menos que la indiferencia... pero entonces no te sentirías con tantas ganas de volver a verla. De seducirla una vez más, que el espejismo con el que te confundiste la primera vez te confirme que sí, que sabes hacerlo, que no tienes ningún problema, que tu autoestima podrá seguir irrealmente por las nubes al menos unos cuantos días más.
Sin embargo, todo permanece en el mismo estado.

Tienes problemas, ya lo sabías desde siempre. Pegabas a los chicos que no querían jugar contigo. Eras el matón del cole y te gustaba porque así nadie reparaba en lo poco que te aprecias. Descubriste, una extraña y borrosa noche, cómo se te puso como un canto al ver la paliza que le metían a alguien, comprendiste que lo tuyo es la sensación de poder, de dominación. Pero ella no se deja. Pasa de ti.
Empiezas a convertirla en objeto de tu ira. Ya no se trata de follar, has terminado por conformarte con que te haga caso, pero comienzan los episodios de paranoia y la inicialmente "sana" (¿alguna vez lo es?) obsesión acaba degenerando en algo peligroso.

Comienzas con las vanas amenazas. Los aullidos de dolor por tanta desidia injusta. Te crees realmente enamorado, ella es la madre de tus hijos, el amor de tu vida... y si no lo es, ya te encargarás de que lo parezca. Después de todo, eres el único capaz de ver las cosas como realmente son: esa tía no es más que una guarra que merece pasarlo mal por cómo te está jodiendo a ti.
Ahí empieza la tortura, la tuya y, sobre todo, la suya.

¿Por qué te presentaste en la puerta de su casa con aquella pinta de ido y la mirada brillante, plagada de locura? ¿En qué estabas pensando cuando, con el corazón a mil por hora, ladraste aquella terrible amenaza? ¿"No volverás a salir de casa sin mirar atrás"? Pero... ¡¿pero qué coño?!
Ella, asustada, consigue zafarse de ti y mantener las distancias. Deberías dejarlo ahora que ya has cruzado el límite, aún no has hecho nada grave. Pero no lo haces.
No ha recibido su lección.
No has conseguido nada.
No quieres sentirte un perdedor.
No puedes permitirte más frustraciones, tú no las soportas, no sabes qué hacer con ellas. En cambio, esa... esa puta debería estar besando el suelo que pisas y no lo está haciendo. La ves alejarse de ti, cómo te da la espalda, el último gesto de su cara despectiva y asqueada puede contigo.

A partir de aquel momento todo es confuso, no recuerdas con exactitud qué pasó. Hay un lapso de tu vida que ha transcurrido tras un velo negro.

Miras tus manos ensangrentadas y no comprendes muy bien por qué, dado que no te duele nada. Tu camiseta también está manchada. Y tus zapatillas. ¿Qué...?
Entonces la ves. Un guiñapo tirado de cualquier modo a apenas un metro de ti. No se mueve. No da señales de vida.
Un nudo te sube a la garganta. Un llanto largo y lastimero pugna por desatascarlo y finalmente lo consigue no sin esfuerzo. Se supone que la querías, hijo de puta. Se supone que la necesitabas. Se suponían tantas cosas que no comprendes nada.

Cuando escuchas ruido a tu alrededor te das cuenta de que pueden descubrirte, y entonces te aterras imaginando lo que te harían si te descubrieran. No comprenderían que no sabías lo que hacías, que tú no tienes la culpa, que fue ella quien te provocó...

Una, dos, treinta personas se arremolinan ante ti. Sientes deseos de encogerte, de hacerte tan minúsculo como tu dignidad y tu valor. Sólo con ver esas caras tan cargadas de ira y sed de venganza te aflojan el estómago. Te lo estás haciendo encima y aún así no basta. Farfullas un intento de explicación que ni siquiera tú mismo creerías, pero no has dicho ni tres palabras cuando las primeras hostias te tiran al suelo.

Por un lado deseas dejarte matar. Lo mereces, desde hace ya mucho tiempo. Tú nunca has apreciado la vida. No hubo nunca nada que la hiciera bella, salvo aquella chica que has destrozado a golpes. Ahora, demasiado tarde, comprendes que ella irá a un buen lugar y que a ti te espera algo muy distinto. Si no te mata la turba, lo harás tú antes o después.

Alguien decide por ti el peor castigo. Te deja vivir y ser consciente de tu culpa, llevándote contigo las cicatrices, en el cuerpo y el alma, de aquel día que habría sido mejor haberlo pasado encerrado en tu habitación.

Maldita, maldita obsesión.

6 comentarios:

  1. Eriza la piel.. pero.. hasta que punto es real? Sinceramente crees que un hombre (por llamarlo de alguna manera) después de pegarle una paliza a la que supuestamente es su mujer, novia, amante...siente remordimientos? lo dudo.
    Quizás alguno, en su minoría, es capaz de llegar a entender las dimensiones del acto que acaba de realizar, es capaz de sentir un pequeño brote de culpa en su interior, que con mucha suerte le hará retorcer las entrañas y sentirse lo que realmente es, un desecho humano tan cobarde y rabioso con la vida que no es capaz de mirarla a los ojos… pero ay…. Ojala fuera verdad, la mayoría nunca reaccionaran así, jamás sentirán ni un ápice de culpa correr por su conciencia, tienen a pepito grillo encarcelado desde hace demasiado tiempo…
    Que porque soy tan poco permisiva??? Pues porque casi la totalidad de ellos (no te doy datos estadísticos porque no los puedo contrastar, y no me apetece que me los eches en cara jejejje) repite, un golpe, luego otro y otro mas…. Luego si, muchas lagrimas muchos “te quiero” , y miles de “lo siento”, “cambiaré”.. y cuanto dura esto? Un día? Una semana? Hasta que el odio, la ira… renacen con cualquier excusa barata, para volver a estallar en la cara de su victima habitual, la que nombran su compañera, su pareja, su igual.

    No voy a decir nada al respecto del papel que juega la víctima en esta función, puesto que es demasiado sencillo lavarse las manos con un “si yo fuera ella, me tocaba la cara una sola vez!”, “si a mi me pone la mano encima es lo último que hace”, “si sigue a su lado es porque quiere, se lo esta buscando”, “es igual de cobarde que él” la realidad es mucho mas complicada, están en juego factores físicos y psicológicos además de situaciones personales y familiares…no hay que juzgar a la ligera, ni dictar sentencias ante lo ajeno.

    Pese a toda esta crítica que nace de mi impotencia y mi incapacidad de comprensión ante este tema, debo decir que me ha gustado la entrada, y ya sabes que solo te digo esto cuando consigues hacerme pensar, para bien o para mal, a favor o en contra…


    PD: “Heus aquí el meu secret. És molt senzill: només hi veiem bé amb el cor. Tot el que és essencial és invisible als ulls. ...”


    ...Ari...

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  2. Anónimo8:18 p. m.

    Esto es un relato,un relato breve y las cosas suceden demasiado deprisa.Los saltos en la narración de la historia dejan que uno imagine el tiempo "necesario" para que los hechos sigan estando justificados en el desarrollo de este "personaje".

    Pero, las cosas, lamentablemente en las historias verdaderas no se suceden tan fácilmente.Ni los demás suelen tener el tiempo para entender "cómo se desarrollan los personajes".Todo es más complejo, pero la complejidad no hace precisamente las cosas menos posibles ni menos comprensibles Ari.Tal y como tú misma escribes:no hay que juzgar a la ligera, ni dictar sentencias ante lo ajeno.

    Sé que estoy jugando el peor papel en este comentario,el menos amable, pero ¿no crees que no deberíamos alzar la voz con consignas que sólo somos capaces de cumplir si acaso a medias? ¿No te parece que el resto de tus opiniones si han sido juicios y sentecias para con una de las partes, veladas tal vez tras la premisa de "tu opinión"?pero, qué son las opiniones si no juicios morales,políticos o afectivos, a cerca del mundo y de los demás.

    Perdona si mi tono se presta a confusión, pero no te estoy acusando de nada, o no lo pretendo almenos.Sólo quiero que seas consciente de que tú misma has caido en la trampa dialéctica, o moral de tu propia postura.

    Algo muy humano, y que en un momento u otro caemos todos.

    Esta vez sólo quería señalar que la víctima es aquella que la voz del narrador decide, en una historia, y en la vida; aquella que el ojo ajeno escoje.

    La vida me ha permitido la ocasión,reiterada, de conocer historias contadas desde otro inicio, con otra introducción.Historias con un capítulo cero, aquel que no suele contarse..ni leerse.Y amiga, te aseguro que empezando así "cambia mucho el cuento"..! Aunque el final pueda parecer el mismo, en realidad descubres que nunca se acaba, que no hay final, que es sólo el inicio de una nueva historia..y así una tras otra cíclicamente, o tal vez no..pero si una te lleva a otra.

    Ojalá todo lo que nos parece injusto, y lo es ( probable y universalmente)todo lo malo, lo envenenado, lo destructivo, pudiera ser tan fácil de resolver como encontrar un único culpable, señalarlo, descubrirlo y castigarlo.¿no te parece demasiado sencillo y sin embargo no conseguimos erradicar nada de eso? ¿porqué?

    Los mecanismos que llevan a materializar la violencia ( y digo materializar porque la violencia es una realidad en muchas otras dimensiones en todos los individuos y sociedades)responden a patrones aprendidos a veces de una manera involuntaria y en un momento a penas perceptible,arraigados en lo más primario de cada individuo.No es una elección, aunque su conducta manifiesta pudiera parecerlo.Te aseguro ( casi creo que podría hacerlo más bien) que no lo es,es cierto una opción, pero ojo no una elección.

    La primera víctima de la violencia, de cualquiera de las formas que se sirve para manifestarse, es el "victimario".

    Sé que es complicado y arriesgado tratar ni siquiera introducir este debate, almenos en este espacio y con cuatro líneas.Y que no puedo yo misma escapar de los giros culturales del lenguaje que ambas y el resto de lectores compartimos.Ni de la concepción judeo-cristiana del Bien y el Mal,y un largo etcetera..Pero sólo pretendía empezar a narrar desde otro "aquí y ahora", desde la voz de otro de los protagonistas de tantas y tantas historias que nadie, ni siquiera ellos mismos, ha podido narrar, y sin embargo están ahí, como un libro sin escribir que bastaría para arrojar algo de luz a miles o millones de hechos.Para tratar de entender y comprender el porqué y cómo de algunas cosas..

    Espero algún día reunir el valor, el tiempo y la capacidad necesarios para escribir, por qué no, almenos una de ellas.Y quizás también tú puedas leerla.

    Un abrazo


    PD*..el juego en la primera infancia consiste en desarmar los juguetes...
    (para entenderlos, comprenderlos, asimilarlos,saborearlos,estimarlos, compartirlos..y en última instancia para dominarlos)

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  3. Creo que voy a poner un aviso en la cabecera: "Atención! Con cualquier cosita de las que hay aquí se pueden sacar temas interesantes!". Quizá sería enriquecedor que os pasárais por una entrada, "Pecados Nacionales". Ahora con el amago de lupa, es más fácil :)

    Pero entrando en materia, de momento brevemente, os diré que ambas tenéis razón. Lo bueno de la subjetividad es que no se sustenta en postulados racionales que otorguen una única verdad absoluta al conjunto.
    Ari tiene razón cuando dice que los remordimientos de un maltratador son ficticios o, como poco, están distorsionados y pura fachada. La pulsión que le domina es mucho más fuerte, el hecho mismo de dominar a otra persona basta para engendrar un monstruo. Quiere querer, pero por encima de todo quiere ser querido, a su manera. Con sus reglas. Bajo su yugo.
    Desgraciadamente, por mucho que nos echemos las manos a la cabeza este tipo de gente es de lo más habitual: existe desde siempre y no conoce de razas, credos ni culturas. Quizá tenga una explicación genética, o psiquiátrica... pero no conocemos cura.
    A GBG tengo que darle la razón cuando dice, a grandes rasgos, que no todo es tan sencillo como achacarle el muerto al "agente activo" y encomendarle el papel benevolente a las víctimas, sean del sexo que sean (esto me daría para otra entrada jaja).
    Sólo es un relato cuyo eje central es la obsesión, que intenta explicar cómo se genera, qué motivos empujan a alguien a dejarse llevar por ella... y un posible final, que a nadie gusta. En este relato, claro, la ficción nos pone en una situación límite y sin muchos (o contados de pasada) de los componentes básicos de la "violencia de género": los celos, la inseguridad, la baja autoestima, el poder, la dominación... imaginad todo eso en una sola persona. Es como el asesino de Mari Luz, el Carnicero de Amstetten, Charles Manson o el violador de Pirámides: monstruos, engendros, enemigos de "lo normal", seres sin escrúpulos ni remordimientos, superados por sus propias fobias y pulsiones. Pero también humanos.
    Yo no estoy libre de estigmas. Sé lo que es ser víctima y también viví una situación que, de no ser por mi carácter, me habría convertido a mí también en otro monstruo. Y soy la misma persona en ambos casos. La diferencia es con quiénes viví cada una de ellas.
    Eso sí, GBG, hasta a mí me has parecido borde esta tarde :P

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  4. Anónimo1:40 p. m.

    Borde! ¿porqué? vaya, definitivamente no he sabido explicarme o exponer mi contrapunto de vista..

    Explicaciones a la violencia sí las hay.Que no sean las que uno desaría oir,es otra cosa. Todo tiene explicación.A veces cuesta más o menos llegar a ella, pero no hay nada que se de sin sentido, porque sí o porque no.En ningún ámbito, ni en en los más micróscopicos, ni en los más astronómicos..Todo al final tiene un porqué que lo explica.

    Los remordimientos en el único tipo de sujetos que no se dan (si se entienden como tal sentimentos de culpa,etc ) es en los psicópatas.Y hasta la fecha, por estadística pura, los maltratadores (en violencia de género, por ejemplo, siguiendo el mismo del relato) no se consideran psicópatas.No es ese, parece ser, el perfil psicosocial de este tipo de individuos.

    Pero, estoy muy lejos de querer ser borde ( aunque sigo sin entender en qué punto lo he sido)ni parecerlo, y muchos más lejos aún no ofender a nadie con mi opinón.Así que quizás no es un tema para discutir en este lugar y con el handicup de no poder hacer uso de la comunicación no verbal ( a veces tan o más necesaria) para avalar mi postura, y desterrar cualquier duda de mis verdaderas intenciones.

    Lamento entonces cualquier malentendido.


    Parece Bko que últimamente no acierto..Pues el error de publicación en el blog, también me ha valido otra colleja tuya..(¿?)

    Queda abierta por mi parte sin embargo la invitación a poder retomar algún día está conversación, y que todos podamos exponer y argumentar sin sesgos nuestro criterio.

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  5. Buenas tardes a ambos;
    Por mi parte gbg, no me siento ofendida, en absoluto…los que me conocen saben que para ofenderme deben esforzarse un poquito mas ;)

    Retomemos brevemente el tema, puesto que me queda poco que escribir (se me da bastante mejor hablar); quizás tienes razón y me he hecho la picha un lío dialécticamente hablando, pero es que no estoy a vuestra altura a nivel de gramática y vocabulario (y a partir de ahora voy a dejar de intentar estarlo jejjeje), pero no comparto contigo el hecho de que todo hay que mirarlo desde ambas perspectivas… hummmm a ver, no, no es esto lo que quiero expresar.

    Sé que tienes razón en esto cuando hablas de que hay que tener en cuenta la historia personal de cada sujeto, creo que las dos compartimos terrenos parecidos en el ámbito laboral; si, yo estoy nueve horas al día al pie del cañón, con historias como tu las llamas con “capítulo 0”, pero aun así, considero que la violencia cuando se trata de algo físico contra otro ser vivo, no se justifica con ningún antecedente personal, familiar, psicológico, etc..

    La conducta, como seres sociales que somos, es fruto de un aprendizaje, influenciado por miles de factores decisivos, sobretodo cuando aun somos niños y no razonamos con objetividad, pero aun así creo que el aprendizaje es un fenómeno que se lleva a cabo al largo de la vida, con lo cual, la capacidad de elección, o la capacidad de hacer una elección que no implique un daño a otra tercera persona (o a uno mismo) también se puede trabajar y aprender.

    Con esto me refiero a que si, tienes razón, quizás el carácter violento no es una elección, pero la forma de materializarlo si lo es ¿me desahogo con el saco de boxeo, o mejor le doy dos ostias a ese que parece no tener nada que oponer?... ¿estas segura de que no hay elección?

    ARI…

    PD: Me hacéis disfrutar, ambos, y aunque me siento en inferioridad de condiciones delante de una pantalla y un teclado ;), sé que daríamos mucha guerra alrededor de una misma mesa (quien dice mesa dice sofá o mejor en un campo, que me va mas el airecito.

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  6. Gracias Ari, me has quitado un peso de encima!
    ;)

    Tienes razón en todo lo que expones, excepto en una cosa,no creo que haya ningún "desnivel" en tus argumentaciones, ni mucho menos, respecto a nadie, almenos respecto a mí.

    Es muy cierto que la conducta es fruto de un aprendizaje, aunque para aprender deben brindarse la ocasión y la oportunidad de hacerlo.Antes o despúes..

    Yo hoy también he aprendido algo nuevo, y valioso.

    Gracias.

    un abrazo

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